En el Día Internacional de las Niñas en las TIC, que se celebra cada
año el cuarto jueves del mes de abril, docentes de la UNL reflexionaron acerca
del rol de la tecnología digital en la educación de los
más chicos durante la emergencia sanitaria actual.
El Día Internacional de las Niñas en las TIC fue establecido por
Naciones Unidas, con el respaldo de la Unión Internacional de
Telecomunicaciones –de la cual la Universidad Nacional del Litoral (UNL) es
miembro a través de la Facultad de Ingeniería y Ciencias
Hídricas (FICH) –, con el objeto de empoderar a niñas y
mujeres jóvenes para que estudien y desarrollen profesiones en el campo de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y
de la industria tecnológica, contribuyendo así a reducir la brecha
digital ocasionada por cuestiones de género.
“Hoy la realidad nos muestra que son pocas las mujeres que estudian y
desarrollan TIC en relación con la cantidad de mujeres que sólo
hacen uso de estas tecnologías. En este sentido, como un modo de sumarnos a
dicha conmemoración, desde el año pasado organizamos en la FICH-UNL
la jornada ‘Niñas en las TIC’, que consiste en desarrollar
dispositivos lúdicos orientados a despertar interés en
estudiantes de escuelas primarias y secundarias sobre estas áreas
disciplinares, mediante el juego y la interactividad. Asimismo, homenajeamos a mujeres que
dejaron huellas en el desarrollo de la informática y de la
tecnología en general, y difundimos las actividades de docencia e
investigación que se desarrollan en la Facultad para demostrar que las
carreras, que históricamente han tenido un predominio masculino,
también pueden ser realizadas por mujeres”, comentó Aylen
Carrasco, secretaria de Ciencia y Técnica de la FICH.
La situación actual de emergencia sanitaria por la propagación del
COVID-19 obligó a suspender la edición 2020 de esta actividad, pero
no así la posibilidad de aprovechar la conmemoración para
reflexionar acerca del rol de las tecnologías digitales en la
educación de niñas y niños, entendiendo por dichas
tecnologías aquellas de naturaleza electrónica que trabajan con
código binario. “Debemos considerar a la pandemia como una
oportunidad para pensar cómo nos posicionamos frente a las TIC, a las que todos
repentinamente debimos recurrir con más énfasis que antes que se
desatara la enfermedad, y que, en el caso de niñas y niños, deben
utilizarlas para seguir educándose. Debemos analizar de qué modo se
puede capitalizar esta experiencia para despertar en la niñez el
interés por las tecnologías y visibilizarlas como una
opción estratégica de estudio y desarrollo profesional en el
futuro”, reflexionó Andrea Gómez, coordinadora del
Área de Programas Institucionales de la Secretaría de Ciencia y
Técnica de la FICH.
«Inmersión tecnológica», algunos
desafíosSegún Natalia Bas, coordinadora del Área de
Educación a Distancia de la FICH y docente del Taller de Tecnologías
Digitales de la Escuela Primaria de la UNL, actualmente nos encontramos en una
situación de «inmersión tecnológica»,
en la que todos –docentes, estudiantes y familias– tenemos el
desafío de evaluar qué sabíamos, qué
creíamos saber y no estábamos en lo cierto, y qué
necesitamos saber acerca de las tecnologías digitales.
“En el caso de los docentes, existe además la preocupación
por sostener un vínculo pedagógico con sus estudiantes, que no se
basa solamente en impartir contenidos. Hoy la función de la escuela es mucho
más amplia, pero la tecnología se concibe como un medio para
continuar con lo que se venía haciendo en la presencialidad, lo cual es un
error. Pensar a las tecnologías sólo como un medio es considerar que
son neutras y no lo son. Entre otras cosas, impactan en el modo en que se presentan y se
organizan los contenidos; proponen lógicas propias, tanto de
producción como de interacción, y responden a intereses
políticos y económicos”, afirmó la docente.
De acuerdo con Bas, las tecnologías funcionan como dispositivos de
subjetivación, es decir, construyen sujetos. “Con la
elección y el empleo de una determinada tecnología, el docente
está enseñando mucho más de lo que él cree.
Enseña a relacionarse con un otro; a compartir; a cuidar la privacidad; a
gestionar necesidades tecnológicas; a producir con y para otros; a formar e
integrar comunidades. En muchos casos, los docentes no están preparados para
reparar en esto, pero tienen la obligación de ser conscientes de qué
aprendizaje está latente por el uso de las tecnologías”,
subrayó la docente.
Ahora bien, ¿cómo elegir la tecnología más
adecuada? ¿Quién debe asesorar? “La tarea de evaluar
cómo el software permea y regula las prácticas dentro de un
determinado campo disciplinar concierne a los profesionales de ese campo. A la vez, los
docentes deben reflexionar acerca de cómo las tecnologías impactan
en los procesos de enseñanza y aprendizaje”, aclaró Bas.
De cualquier modo, la docente remarcó que no se deben buscar
«recetas», sin considerar algunas variables como contexto y objetivos
de enseñanza o características de la población escolar.
“Una cosa es usar tecnologías pensadas para la educación y
otra cosa es hacer un uso educativo de la tecnología. Si se opta por lo
segundo, se deben considerar las características y la naturaleza de la
herramienta, así como las adecuaciones
pedagógico-didácticas que se tendrán que realizar para
que se ajuste a todas las variables”.
En este contexto, las niñas y los niños también tienen un
desafío: desarrollar pautas de autocuidado. “Que su seguridad no
dependa sólo del control familiar o institucional, sino que se puedan formar en
el uso de las tecnologías, de modo que ellos puedan protegerse a sí
mismos”, apuntó Bas.
No obstante, la docente aclaró que la cantidad de niñas y
niños con acceso a tecnologías digitales es minoritaria y pone en
evidencia la desigualdad económica y social de la población.
“Contar con los medios tecnológicos igualmente no garantiza
resultados exitosos en la virtualidad de la enseñanza, pero sí
posiciona a los estudiantes en un lugar de inicio totalmente diferente al resto. El sector
de la población que no cuenta con los dispositivos para acceder digitalmente a
la educación, también es subjetivado por las tecnologías
y así es doblemente marginado”, se lamentó Bas.
Futuro inciertoSegún Bas, lo preocupante de esta pandemia es la
«receta». ¿Todos vamos a educar por aulas virtuales?
¿Hay posibilidades reales de hacerlo? ¿Puedo enseñar y
aprender en medios digitales del mismo modo que en instancias presenciales?
“Esto es imposible; hay que hacer adecuaciones que permitan considerar las
lógicas y las características propias de los medios a
utilizar”, respondió la docente. “Esta
‘inmersión tecnológica obligada’ probablemente
sea un punto de inflexión en las prácticas pedagógicas,
tanto en los estudiantes como en los docentes. Esto nos tiene que ayudar a pensar, entre
otras cosas, en la necesaria formación en tecnología que deben tener
todos los docentes de cara al futuro”, concluyó.
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