La dictadura de Onganía presentaba una política para la Universidad pública alineada con la constitución de un espacio de violencia generalizada. Hoy rememoramos el episodio ejemplar de esta dictadura llamado La noche de los bastones largos.
Al revisar el modo en que el diario local (El Litoral - sábado 30 de Julio de 1966) refiere la irrupción de la policía Federal en las diferentes Facultades de la Universidad de Buenos Aires, se destaca el comunicado del Ministerio del Interior que sostiene de manera programática: "La Ley 16.912 [el decreto-ley de intervención de las universidades públicas] ha sentado las bases para que bajo la dirección de sus actuales autoridades, la institución se encamine hacia formas de organización que le permitan alcanzar el más alto nivel académico, prestar a la comunidades los eficientes servicios y excluir de sus seno la influencia de elementos extraños a su natural cometido. Por ello, el gobierno de la Nación deplora la actitud de algunos grupos de activistas que, en la noche de ayer, han pretendido una vez más alterar el orden y desviar a la universidad del cumplimiento de su función específica." (p. 2)
Tener a la vista el modo en que la dictadura piensa la universidad es siempre productivo porque traza el espacio de lo que está en litigio cuando la universidad y los universitarios hacemos lo que debemos: pensar críticamente el país y el mundo y los modos en que el conocimiento y sus formas de subjetivación colectivas contribuyen, o no, a construir mejores condiciones de vida.
Las épocas conservadoras reclaman un repertorio acotado de posibilidades para la universidad pública y esto siempre se reedita aunque lo haga con un lenguaje nuevo. Es por eso que lo que se simboliza con La noche de los bastones largos es una memoria para el futuro.
Oscar Vallejos                           Mariana Carminatti
Secretario Adjunto                     Secretaria General