A 89 años de la Reforma Universitaria
by Secretaria 1º Año Centro de Estudiantes
Hoy se cumplen 89 años de un hecho que conmocionó no sólo a la ciudad de Córdoba, no sólo a un país, sino a toda Latinoamérica. Hace ya casi un siglo el movimiento estudiantil se manifestó heroicamente redireccionando los principios de la Universidad Pública de nuestro país, abriendo las puertas a lo que ellos llamaron una hora americana.
Desde el Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas, queremos conmemorar aquel hecho que cambió para siempre la Universidad Pública Argentina y que encendió infinitas, jóvenes e inquietas almas hacia la construcción comprometida de un país y una Latinoamérica libre y verdaderamente democrática.
Por ello, queremos compartir con todos los estudiantes de esta Facultad algunas reflexiones que realizamos, intentando reinterpretar la Reforma Universitaria del 18 mirando al siglo XXI. Asimismo, invitamos a que cada uno de nosotros hagamos el ejercicio mental de interpretar cuáles de los principios que la sostienen creemos que continúan hoy vigentes y cuáles no; haciéndonos llegar las reflexiones por este medio.
A 89 años de aquella gesta heroica
La juventud universitaria de Córdoba afirma que jamás hizo cuestión de nombres ni de empleos. Se levanto contra un régimen administrativo, contra un método docente, contra un concepto de autoridad.
La reforma en sí misma, como los conceptos contenidos en su manifiesto liminar, exponen una profunda revisión de algunas constantes latinoamericanas que han caracterizado el devenir histórico de los pueblos de estos territorios. El ejercicio del poder y la práctica educativa en su íntima ligazón se vieron sacudidas hace ya casi 90 años frente al levantamiento heroico del movimiento estudiantil que en aquella época se gestaba, generando una ruptura en este abierto capítulo latinoamericano: su colonización, su dependencia y el desarrollo de sus democracias.
Más allá del paso del tiempo, la problemática no envejece. Por el contrario, su vigencia es abrumadora.
En aquella época el clero representó para estos jóvenes el encadenamiento brutal frente al desarrollo de la ciencia y el conocimiento democrático, necesario para encauzar los destinos latinoamericanos hacia la liberación. Ya en ese entonces se denunciaban los males que aún nos aquejan; la profunda burocratización de los espacios educativos y el autoritarismo en los procesos de enseñanza-aprendizaje, encuentran aún hoy diversas manifestaciones, aunque a veces menos evidentes.
Allá por 1918 se afirmaba que: la ciencia frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático. La actualidad de esta frase es prácticamente incontrastable. En los tiempos que corren la ciencia sigue pasando silenciosamente y entra de mil formas mutilada y grotesca al servicio burocrático; se presenta como el símbolo del silencio, en donde es ésta quien más de una vez naturaliza conceptos y valores frente a la inmutable pasividad acrítica que muchas veces caracteriza a nuestra comunidad universitaria.
Entendemos que este es el camino para reconstruir los profundos principios democráticos que hoy, frente al nacimiento del siglo XXI, se presentan en crisis. La reforma universitaria inició una tarea aún inconclusa y desde la universidad se llamó a la joven Latinoamérica a levantar la bandera de la revolución democrática y cultural y se manifestaron las capacidades transformadoras de íntegros ciudadanos organizados y movidos por una profunda convicción.
Hoy la democratización del conocimiento y de los procesos de enseñanza-aprendizaje siguen siendo una cuenta pendiente, pues la lógica mercantil ha anulado el carácter de sujeto de los actores de la comunidad educativa convirtiéndolos en objetos pasibles de ser comprados y vendidos en el mercado. Así, la ciencia se organiza sobre la base de individuos cuyos estandartes éticos son el individualismo y el egoísmo, acordes con la transformación social latinoamericana hacia el neoliberalismo llevada adelante durante los últimos 30 años, desplazando las raíces esencialmente colectivas de la generación del conocimiento al servicio de la sociedad.
El movimiento estudiantil encuentra aquí su desafío, requiere revisar en su interior las prácticas democráticas y romper con las cadenas de la burocratización que han colmado los espacios de participación estudiantil. Reavivar la Reforma implica también repensar al movimiento estudiantil en cuanto a su capacidad para pensarse a luz de las contradicciones que hoy le envuelven; un movimiento estudiantil en el cual los estudiantes no participan, fragmentado y carente de grandes acuerdos que le permitan retomar la fuerza espiritual que supo tener, a fin de enfrentar la doctrina neoliberal que intenta regir el comportamiento humano. Es indispensable dar este gran salto cualitativo, esa revolución de la participación estudiantil, que llene de sangre las venas de nuestras organizaciones.
Latinoamérica toda debe rejuvenecer sus democracias en todos sus niveles y para ello es estrictamente necesario reorganizar democráticamente una de las principales fuentes de construcción de poder: el conocimiento; y solo así contaremos con cada vez menos vergüenzas y con cada vez más libertades. ¡Estamos frente al desafío de volver a vivir una nueva hora americana!
TU Centro de Estudiantes
MNR Conducción 2007
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