1º
de Mayo
Día del Trabajador
“Pobre
cosa es el orgullo de poseer las máquinas más modernas, la técnica más
perfeccionada, si no cuidamos al hombre; si no cultivamos su personalidad, que
es un valor absoluto”.
Alfredo Palacios.
La revolución industrial y el desarrollo de la
sociedad capitalista determinaron la aparición, a mediados del siglo XIX, de
una nueva clase social integrada por hombres, mujeres y niños que, puesta al
servicio de la producción, sería sometida a una dura explotación. Los
sociólogos de entonces la llamaron proletaria y su acción política y gremial
generaría una formidable transformación social y económica en cuyo curso aún se
debaten los pueblos del mundo. Su aparición y sus luchas pondrían en tela de
juicio muchos de los postulados de la revolución liberal del siglo XVIII, pero
también consolidarían firmemente otros a los que desarrolló y universalizó
haciendo ciertas las nobles aspiraciones que la humanidad venía forjando desde
el Renacimiento.
1º de mayo de 1886.
La implementación del Capitalismo como modelo de
acumulación de la riqueza, significó constantes explotaciones a los
trabajadores por parte de los poseedores de los medios de producción. Ya a
mediados del siglo XIX, los trabajadores de todo el mundo, comenzaron a
movilizarse para conseguir diversos tipos de reivindicaciones.
La Jornada Laboral de 8 horas venía planteándose en
todo el mundo, así como también el mejoramiento de las míseras condiciones de
trabajo, creciendo de esta manera el movimiento obrero y su organización.
Intensas luchas se fueron desarrollando con ese
fin, primero en Inglaterra, luego en Francia. Siguiendo un proceso clásico,
las primeras medidas de limitación de la jornada de trabajo alcanzaron a los
niños ya las mujeres.
El 7 de octubre de 1884, durante su cuarto Congreso
una pequeña organización gremial aprobó una moción presentada por Gabriel
Edmonston por la que se resolvía que “la duración legal de la jornada de
trabajo desde el 1 de mayo de 1886 será de ocho horas” y recomendaba a las
organizaciones sindicales que trataran de hacer promulgar leyes de acuerdo con
esta resolución.
El 1º de mayo de 1886, en Estados Unidos, más de
200.000 trabajadores realizaron una huelga por una Jornada laboral más corta,
logrando que en muchos lugares se diera marcha atrás con las largas jornadas de
14 y 16 horas. La reacción no se hizo esperar, mediante la represión que
terminó con la vida de muchos trabajadores, sumado a las provocaciones de la
policía, la patronal y la prensa generando causas ilegítimas con procesos
inmorales que condenaron a muerte a dirigentes sindicales.
Las luchas se sucedieron hasta que el
Congreso de la Internacional Socialista, reunido en París el 14 de julio de
1889, resolvió que “se organizara una gran manifestación internacional con
fecha fija de manera que, en todos los países y ciudades a la vez, el mismo día
convenido, los trabajadores intimen a los poderes públicos a reducir legalmente
a ocho horas la jornada de trabajo, impulsando la fraternidad universal de los
trabajadores y exigiendo leyes de protección a los mismos. Visto que una
manifestación semejante ya había sido decidida por la Federación del Trabajo
Norteamericana (A.F.L.) para el 1° de mayo de 1890, en su congreso de 1888 en
Saint Louis, se adopta esa fecha para la manifestación internacional.
La situación actual.
Han pasado más de 100 años desde aquellos días y
hoy más que nunca resulta necesario revalorizar el sentido histórico de la
lucha de aquellos hombres. Si analizamos la situación actual, encontramos que
las transformaciones económicas y sociales que fueron la impronta de la década
pasada en nuestro país, han tenido un devastador impacto en la vida de la
familia de todos los argentinos.
La nueva cartografía social Argentina, revela una
creciente polarización entre los “ganadores” y “perdedores” del modelo
económico, imagen que contribuyó a echar por tierra el poderoso mito integrador
del progreso indefinido, estrechamente asociado a la idea histórica de una
clase media fuerte y culturalmente homogénea, única en América Latina, y a la
idea de la movilidad social ascendente.
Las sucesivas flexibilizaciones terminaron con el
trabajo estable. La inestabilidad se convirtió en la regla que rige el mercado
de trabajo. Se incorporaron las diversas modalidades de empleo temporario y
contratos precarios, se redujeron los aportes patronales y la seguridad social,
y modificaron las normas sobre accidentes y enfermedades laborales.
La fuerza de trabajo conceptualizada por Marx como
la “mercancía maravillosa”, por ser la única capaz de crear valor, pasó a ser
una “mercancía descartable”.
Para construir un país para todos, hay que cambiar
la realidad, y para cambiarla, debemos cambiar la mentalidad, jerarquizando el
valor del trabajo que integra el concepto de la dignidad humana y de la
integración social.
Nuestro compromiso diario.
Creemos que el 1° de Mayo debe servir para
Reflexionar y hacer Memoria sobre aquellos que dieron su vida por la lucha de
los trabajadores, así como también debemos pensar la situación por la que
atraviesa nuestro país y las condiciones laborales que padecen los trabajadores
ocupados, subocupados y desocupados. El 1º de Mayo, es un día de lucha como
todos, pero que debe motivarnos al encuentro con los trabajadores que luchan
sumando a su organización, aportando nuestras fuerzas y nuestras ideas que
adicionaran a las suyas para construir en cada acción caminos hacia la
igualdad, hacia la participación y hacia la Justicia Social. Han pasado más de
100 años de las luchas épicas, sin embargo en nuestro país, miles de
trabajadores organizados en la Central de Trabajadores Argentinos (CTA)
continúan luchando por la libertad y la democracia sindical, por la libre
elección de los delegados y por el reconocimiento de sus organizaciones.
Reflexiones finales.
La reflexión que debemos hacer en cada 1° de Mayo,
reivindicando aquella jornada histórica tiene tres aspectos fundamentales.
El primero es que nada se consigue sin la lucha.
Todas las conquistas sociales que vinieron después de aquella gran gesta que a
fin del siglo XVIII fue la revolución Francesa que permitieron a los ciudadanos
acceder a los derechos políticos, fueron logradas con luchas, sacrificio, y con
sangre derramada por los trabajadores.
El segundo aspecto que tenemos que rescatar es la
organización. Sin organización no hay ninguna posibilidad de conseguir ningún
logro perdurable. Por eso los trabajadores conscientes de esto se organizaron a
través de todos los tiempos, en asociaciones gremiales que fueron el baluarte
en donde se capacitaron, donde se organizaron y donde lucharon por conseguir
mejores condiciones laborales.
El tercer y último aspecto es el programa. Los
trabajadores eran conscientes de que a partir de su independencia debían
coordinar muchas veces sus acciones con los distintos sectores políticos. Fue
el Congreso de la Internacional Socialista de París, un año antes, en 1889, que
planteó la necesidad de que un 1° de Mayo se coordinen todas las acciones
gremiales y se conmemore la lucha de los trabajadores en todo el mundo. De ese
Congreso de París, surgió esta iniciativa, que el 1° de Mayo de 1890 se echó a
andar y, hasta hoy, se ha hecho continuadamente, en épocas de apertura
democrática y en épocas de dictadura militar.
En un nuevo Aniversario del 1° de Mayo, Día Internacional
de los Trabajadores tenemos que renovar nuestro compromiso, acompañando
activamente la lucha por la dignificación de los trabajadores, jerarquizando el
valor del trabajo para poder lograr la elevación moral del pueblo y la
emancipación económica y social de nuestra nación; rindiendo homenaje a la
memoria de todas aquellas trabajadoras y trabajadores que lucharon en la
defensa de sus derechos, por la libertad, la justicia y la democracia, regando
muchas veces con su generosa sangre el suelo de países de todo el mundo.
Tu Centro de EstudiantesConducción
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