A 198 años de la Revolución de Mayo.
Hecho estruendoso y nudo problemático de la historia de nuestra nación. Aquel proceso
revolucionario que termina por deponer a un gobierno colonial se manifiesta como punto de
fuga al cual confluyen infinitas dimensiones desde las cuales permanentemente se busca
interpelar al pasado, presente y futuro de nuestra nación.
La autodeterminación de los pueblos, la exaltación del hombre en las ideas humanistas y
su expresión política y cultural, el papel de la razón en la organización política de las
sociedades, la constitución de los estados nacionales periféricos, la consolidación de las
diversas clases sociales que se disputarán posiciones hegemónicas en nuestro país, etc,
son encrucijadas teóricas e históricas que en aquellos días de Mayo de 1810 se pusieron de
manifiesto entrecruzadas y entreveradas como elementos clave en la constitución de un país
que en dichos hechos sigue buscando identidades y respuestas a sus problemas históricos.
Es imposible extrapolar marcos conceptuales de otras latitudes para hacer inteligibles
los procesos políticos ocurridos a comienzos del siglo XIX en lo que será más tarde
nuestra nación Argentina. Aunque resulta ineludible recuperar las tradiciones
intelectuales que motivaron a los revolucionarios de mayo para comprender aquellos hitos
históricos.
El iluminismo, el humanismo, y sus expresiones político-revolucionarias en la Europa del
siglo XIX constituirán el punto de referencia de aquellos hombres patriotas que serán
artífices de este extraordinario proceso político.
Las condiciones estructurales de nuestras tierras eran sometidas a permanente discusión
por los revolucionarios de mayo y las diversas interpretaciones acerca del posible
desenvolvimiento de una nación con grandeza, justa y soberana, se expresaban en los
proyectos políticos que entraban en colisión antes, durante y después de la revolución.
La explotación, la esclavitud y la dominación no eran un patrimonio exclusivo de la
metrópoli colonialista; las diversas manifestaciones de la dominación del hombre por el
hombre, eran también cadenas al progreso y a la realización de la grandeza humana.
La exaltación ética del hombre como elemento central de dicha emancipación se funde en
palabras que resumen ese espíritu humanista que desafiaba al pasado y ponía sobre las
manos del hombre, y en su expresión política, el destino irreductible de la transformación
social y cultural. Mariano Moreno escribía en su Prólogo al Contrato Social:
En vano sus intenciones serán rectas, en vano harán grandes esfuerzos por el bien
público, en vano provocarán congresos, promoverán arreglos, y atacarán las reliquias del
despotismo; si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada
hombre no sabe lo que vale, lo que puede, y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán
a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez
nuestra suerte, mudar de tiranos, sin destruir la tiranía.
La divinidad dejaba paso a la razón, y esta se elevaba como el faro capaz de guiar a los
pueblos a la felicidad y la grandeza; nuestras tierras se disponían a gobernarse a si
mismas sobre la base de la igualdad, la libertad y la fraternidad en el marco de
sangrientos enfrentamientos entre reales, revolucionarios y contrarrevolucionarios.
La libertad y la justicia marcaban en el camino entre las traiciones, conspiraciones y
asesinatos; la libertad y la justicia sobreviven en los corazones de Moreno, Belgrano,
Castelli, Larrea, San Martín, Bolívar y tanto otros mientras la patria grande se
proyectaba como camino necesario para la liberación.
Los pueblos unidos de América del Sur forjaron una historia común, dispuesta a romper
las cadenas del colonialismo y el 25 de Mayo de 1810 aparece como el punto aquel en el que
confluyen estos sueños y proyectos, en el camino de forjar el sujeto político capaz de ser
libre, capaz de alcanzar la grandeza de la libertad con la entrega y el trabajo abnegado a
una causa trascendente y patriótica.
Debemos evitar el momento aquel en que el peso de las cadena extingue hasta el deseo de
sacudirlas; América del Sur se debate su destino ayer, hoy y siempre; la claridad y
contundencia del proyecto político de los revolucionarios de mayo evidencia la valentía y
el ideario de aquellos hombres que buscaron que estas tierras se gobiernen a si mismas.
Hoy a 198 años de la Revolución, desde el Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas,
recordamos aquella gesta que dio origen a nuestra patria y que se sostuvo sobre la fe de
que la voluntad, el pensamiento y el espíritu son los elementos centrales del sujeto
político capaz de llevar adelante la transformación social y cultural.
Iniciado aquel difícil camino de la liberación, las cadenas permanecen como obstáculos
de la realización humana y ese es nuestro desafío: el desafío permanente de la historia
que se dimensiona tras recuperar nuestro pasado común, nuestros mártires y nuestra
identidad como nación.
TU Centro de Estudiantes
MNR Conducción 2008
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