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Día Mundial

Fibromialgia: cuando el dolor no acaba

La OMS eligió el 12 de mayo para recordar esta enfermedad que aún no tiene cura, pero cuyo tratamiento hace posible una mejor calidad de vida. Un especialista de la UNL explica de qué se trata este sindrome doloroso que padece entre un 2% y un 6% de la población.

Se cree que la fundadora de la escuela moderna de enfermería, Florence Nightingale, padecía de fibromialgia, una enfermedad ya descripta por Hipócrates y que fue reconocida recién en el año 1992 por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El día 12 de mayo, fecha del nacimiento de Nightingale, fue elegido para recordar esta dolencia.

En el año 1990 el Colegio Americano de Reumatología establece los criterios de clasificación de fibromialgia. “Es un síndrome doloroso crónico caracterizado por dolor difuso frecuentemente asociado a fatiga, trastornos del sueño, trastornos cognitivos y alteraciones del humor. Otros trastornos asociados son el sindrome de intestino irritable, migraña y trastornos del ciclo menstrual en mujeres”, según explicó el médico reumatólogo Javier Cavallasca, docente de la Facultad de Ciencias Médicas (FCM) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

Al mismo tiempo, destacó que se trata de una enfermedad que, en forma primaria, se detecta cuando no hay otra patología asociada y, en forma secundaria, cuando se asocia a otros padecimientos como el lupus eritematoso sistémico o la artritis reumatoidea. “La patogenia de la enfermedad está centrada en la alteración de la percepción del dolor a nivel del sistema nervioso central y periférico, percibiéndose como dolorosos estímulos que normalmente no lo son”, detalló.

Enfermedad frecuente

Cavallasca, que se desempeña también en el Instituto de Neurología y Neurorrehabilitacion del Litoral (INNeL) y en el Centro Médico Oroño, indicó que la fibromialgia es una enfermedad frecuente que se observa en el 2-6% de la población, que es más común en mujeres de entre 20 y 50 años, aunque puede verse en varones, personas ancianas y niños.

Sobre cómo se detecta, contó que el diagnóstico de la enfermedad es eminentemente clínico, ya que no existen hasta el momento estudios que permitan hacerlo. “En el examen físico son característicos la presencia de puntos dolorosos denominados ‘puntos gatillos’, también puede observarse el enrojecimiento de la piel al ser presionada. Los análisis de laboratorio así como los estudios de imágenes sirven para descartar otras patologías con síntomas similares”, continuó.

“Si bien la causa de la enfermedad no se conoce, se piensa que existe una predisposición genética y que la desencadenan factores externos como las situaciones estresantes: por ejemplo, accidentes automovilísticos, el fallecimiento de un familiar o problemas de pareja. También se cree que procesos infecciosos bacterianos o virales podrían disparar la enfermedad en un paciente con esa predisposición genética”, comentó Cavallasca.

Conocer para comprender

Si bien no existe cura para la enfermedad, es importante que quienes la padecen la conozcan para comprender la naturaleza de la patología. Según el médico, el tratamiento ideal es uno que sea multidisciplinario, que combine tratamientos farmacológicos, ejercicio físico de bajo impacto, corrección de trastornos psicológicos asociados, en caso de estar presentes, y que el paciente comprenda que los síntomas suelen fluctuar en el tiempo.

“Actualmente la fibromialgia es una enfermedad que está siendo exhaustivamente investigada a nivel mundial, tanto a nivel de su fisiopatología como en la búsqueda de nuevos y mejores tratamientos. También se analizan estudios complementarios que ayuden al diagnóstico”, finalizó.

 

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