Veterinaria
Carbunclo:
destacan la necesidad de diagnósticos de certeza
Un especialista en
infectología de la UNL indicó que es preciso contar con información precisa
sobre los casos que se dan en ganadería. De esa manera, se puede poner en alerta
rápidamente al sistema de salud humano.
Desde
la Universidad Nacional del Litoral (UNL) destacaron la importancia de contar
con diagnósticos de certeza sobre el carbunclo o ántrax en animales, la
enfermedad que le costó la vida en junio a un vecino de San Jerónimo del Sauce.
De este modo, se puede disparar un alerta temprano al sistema de salud humano y
prevenir la infección en personas que por distintas circunstancias podrían haber
estado en contacto con la bacteria.
Según
contó Eduardo Lucca, docente de la Cátedra de Infectología y Enfermedades
Infecciosas de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) de la UNL, el
carbunclo se transmite por contacto directo con la fuente de infección, por lo
cual los brotes son naturalmente limitados a establecimientos o zonas
geográficas y grupos de riesgo. No se trata de una enfermedad generalizada en la
ganadería.
“Respecto
a la casuística y cantidad de brotes en nuestra provincia, la información
epidemiológica es dispersa y escasamente sistematizada, por lo cual el
conocimiento es parcializado, algo que dificulta o retarda la toma de
decisiones, con consecuencias desagradables como el evento que costara esta vida
humana”, lamentó.
Enfermedad
conocida
Lucca
destacó que el carbunclo o ántrax es una enfermedad muy conocida por los agentes
primarios en la atención veterinaria a campo y fácilmente sospechable, porque
los cadáveres poseen lesiones significativas de las que se obtienen muestras,
para luego solicitar apoyo laboratorial a los fines de confirmar el
problema.
“Se
trata de un diagnóstico muy sensible y rápido, porque entre 8 y 18 horas es lo
que se tarda en obtener evidencias suficientes para identificar un carbunclo,
las que se reconfirman con ensayos de mayor complejidad. Sin embargo, con la
primera información de certeza las acciones de control pueden desplegarse, ya
sean veterinarias, sobre los animales convivientes, o humanas, sobre quienes
estuvieron en contacto con el caso. Si bien es una enfermedad altamente letal,
no todas las especies son igualmente susceptibles. Además varía la presentación
inicial, tal el caso de cerdos o caninos. Por otro lado, las aves no enferman”,
aseguró.
El
investigador agregó también que el pronóstico es benigno cuando el tratamiento
se inicia precozmente, ya que el Bacillus antrhacis es muy sensible a las
penicilinas y a algunos antibióticos. De ese modo, se limita la infección con
facilidad si no está avanzada. “Es una enfermedad de denuncia obligatoria, por
lo cual Senasa tiene conformados protocolos, publicados en su web, en los que se
explicitan los procedimientos a seguir ante la sospecha. Son procedimientos que
se supone que todos los profesionales conocemos y que tradicionalmente se
recomiendan en cualquier tratado de enfermedades Infecciosas”,
afirmó.
Ciclo
Por
otro lado, el veterinario informó que el ciclo de la enfermedad generalmente
comienza por herbívoros, preferentemente rumiantes, que ingieren la bacteria en
su fase de resistencia, en forma de espora, a partir de alimentos contaminados o
directamente por tierra que se acumula sobre el pasto: “Cuando estos herbívoros
padecen la enfermedad y mueren, con una corta evolución de 12 a 24 horas, pueden
contaminar el ambiente a través de sus secreciones y excreciones. Todo el
cadáver es muy rico en bacterias”.
“El
cuero suele ser industrializado; la carne, ingerida por carnívoros, que pueden
enfermar; la aves carroñeras, que no enferman, pueden transportar al agente a
distancia. Además, por mala praxis, pueden no eliminarse los cadáveres,
incumpliendo los protocolos o, en casos extremos y por fallas en los sistemas de
control sanitario, ser destinados a alimentar cerdos o para preparar alimentos
para otras especies, incluida la humana. Todas estas alternativas de
transmisión, desconociéndose la causa real de la muerte, pueden desencadenar
brotes como el que actuó como disparador en la presente circunstancia, donde
posiblemente el paciente llegó a la consulta primaria en estado avanzado de
enfermedad y sin antecedentes epidemiológicos que orienten el diagnóstico
precoz”, puntualizó.
Campañas
de vacunación
Lucca
manifestó además que existen vacunas muy seguras que disminuyen los riesgos de
enfermedad. Son utilizadas normalmente en herbívoros y forman parte de los
planes profilácticos de algunos pocos establecimientos, pero no son de uso
masivo sino que generalmente se la utiliza cuando se confirman brotes, en alguna
población puntual y alrededores. “Si bien la vacuna es apatógena, requiere
precauciones por parte de quienes la manipulan, ya que se trata de una cepa viva
que al ser inoculada accidentalmente en el operador, produce una infección local
que requiere tratamiento médico”, advirtió.
“La
aparición de los presentes casos no debe alarmar, ya que son brotes esporádicos,
que si bien la información es fraccionada, posiblemente la casuística no escape
de las constantes históricas y si se incrementan las medidas de control,
seguramente tenderán a la baja”, finalizó.