► Actividades en Rafaela y Santa Fe | Parto Respetado: una cuestión de derechos
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Semana mundial
Parto Respetado: una cuestión de derechos
*La UNL, propone dos jornadas para dar a conocer más información sobre la
temática y promover una manera más digna de parir y nacer, garantizando los
derechos de la mujer y sus familias durante el embarazo, el parto y el
puerperio.*
La Semana Mundial del Parto Respetado se realiza desde el año 2004 durante
el mes de mayo, a partir de una iniciativa de la Asociación Francesa por el
Parto Respetado, cuyo objetivo es promover una manera más digna de parir y
nacer, garantizando los derechos de la mujer y sus familias durante el
embarazo, el parto y el puerperio. En este marco, la Facultad de Ciencias
Médicas (FCM) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), organiza dos
jornadas, en Rafaela y Santa Fe, en las que se expondrá el tema del parto
respetado para difundir información sobre el mismo, sus alcances y
desterrar los mitos que lo rodean.
El parto respetado se basa en el respeto a los derechos, necesidades y
deseos de los padres y los niños y niñas en el momento del nacimiento. La
familia que va a dar a luz es el centro del concepto, que busca generar un
espacio familiar donde la mamá y su bebé sean los protagonistas y donde el
nacimiento se desarrolle de la manera más natural posible. En nuestro país,
desde el año 2004 rige la ley nacional 25.929 (reglamentada recién en 2015)
que contempla las necesidades emocionales de la madre y el recién nacido,
la intimidad y las pautas culturales, étnicas y religiosas, así como el
acompañamiento por el padre, o quien la mujer elija, durante el trabajo de
parto, el nacimiento y la internación. El énfasis está puesto en la
necesidad de recibir información accesible y entendible para que la familia
involucrada pueda tomar decisiones de manera autónoma.
*Acostumbrados*
Para Samuel Seiref, profesor de tocoginecología de la FCM, “el equipo de
salud debe estar para aconsejar y acompañar a las mujeres y sus familias
durante el embarazo. También debe realizar los controles indicados con el
fin de detectar el pequeño porcentaje de embarazos --que posiblemente no
supere el 10%-- que no se desarrollaran normalmente y en los cuales una
apropiada intervención redundará en una mejor salud de las madres y sus
hijos. Claro que esto no atañe solo a los médicos y el equipo de salud.
Para que se cumpla con todo lo necesario, además del conocimiento se
debería contar con centros de salud con los recursos humanos y materiales
adecuados en cantidad y calidad y una red de salud que le permita a la
paciente y su familia acceder rápidamente a niveles de alta complejidad,
entre otras cosas”.
Existen dificultades en el acceso al sistema de salud y prejucios que dejan
a madres, padres, bebés y al equipo de salud en situaciones de
vulnerabilidad. Entre ellas podemos mencionar el tratar el embarazo como
una enfermedad, el no respetar los tiempos biológicos del embarazo, los
prejuicios en torno a la sexualidad y la maternidad, entre otras. Este tipo
de prácticas, que están muchas veces naturalizadas, responden a problemas
culturales pero también estructurales del sistema de salud. Seiref
ejemplifica: “¿Qué pasa ante una mujer embarazada que comienza su trabajo
de parto en un barriob alejado del centro pero no cuenta con medios para el
traslado y hay una falta de respuesta del sistema para brindarle una
ambulancia con personal entrenado? Esa misma paciente llega al centro donde
realizará el parto y reclama sus derechos para que un familiar esté con
ella. Pero en ese centro de salud hay poca ropa adecuada y sólo alcanza
para el personal de salud que la atenderá, ¿a quién le daríamos prioridad?”.
*Mejor, acompañadas*
El aumento del número de cesáreas pareciera, a priori, es alarmante. Las
cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2015) indican que en
Latinoamérica el 38.9% de los partos se realizan por cesárea, muy por
encima de que la misma OMS recomienda: entre 10% y 15%. Pero todo depende
de dónde se tomen las estadísticas. Si se toman los números de los centros
de atención de complejidad probablemente la tasa de cesáreas sea mayor
porque llegan casos específicamente derivados. También hay que considerar
que muchas mujeres eligen la cesárea. Algunas por miedo al dolor y a las
complicaciones, otras por el deseo o la necesidad de planificar el
procedimiento, o de asegurar que “todo salga bien”. Y, si bien en este
sentido el ejercicio del derecho a decidir es pleno, los factores por los
cuales se toman estas decisiones son múltiples y variados.
“La mujer bien informada opta por el parto natural”, comenta Andrea
Ducasse, coordinadora de la carrera Licenciatura en Obstetricia. Las/os
Licenciadas/os en Obstetricia están particularmente formadas/os para
asesorar y acompañar a las mujeres durante el embarazo y el parto, hacer el
control y diagnóstico de embarazos y partos, para resolverlos, tratarlos y
/o derivarlos oportunamente. Si se logran estas condiciones, las tasas de
cesáreas innecesarias se reducirían. “Es importante respetar los tiempos
fisiológicos tanto del trabajo de parto como del parto. Muchas veces son
las propias madres o familiares quienes demandan acelerar estos tiempos, y
uno tiene que dar las explicaciones del caso, de por qué no realizarlo en
ese momento”, aporta Ducasse.
“El parto es una situación de mucha vulnerabilidad, y es importante que la
mujer se sienta protagonista. Está expuesta con su cuerpo y genitalidad, y
necesita el apoyo del equipo de trabajo y de su familia. No debemos dejarla
sola, excepto que esa sea su voluntad. Tiene que tener libertad para
expresarse, libertad de movimientos, trabajar la respiración, la relajación
en un ambiente confortable, tener otros recursos además de la cama. Es una
mujer que está completamente sana y que tiene que atravesar este proceso.
Esto va a hacer que tolere mucho mejor su trabajo de parto. Vemos que hay
mucha desinformación. Hay muchas cosas que no se respetan por
desconocimiento”, concluye Ducasse.
El reconocimiento de los derechos implícitos en el parto respetado debe ser
el puntapié para generar nuevas prácticas que los contemplen, lo que
repercutirá en más y mejor salud para nuestras familias. No son pocos los
desafíos a la hora del ejercicio de estos derechos. Pero empezar a pensar,
informar, debatir puede ser un buen inicio.
*Actividades en la Semana del Parto Respetado*
En el marco de la semana del parto respetado, la Sede Rafaela Sunchales, la
carrera de la Licenciatura en Obstetricia de la FCM-UNL, el Centro de
Estudiantes de la FCM y el Proyecto de Extensión de Interés Social "Parto
Respetado: conociendo nuestros derechos", llevarán a cabo una Jornada sobre
parto respetado. La actividad se desarrollará el 18 de mayo en el Auditorio
Fundación OSDE en Rafaela (Colón 213), y el 19 en la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales.
En la ocasión disertarán docentes de la FCM y Diana Galimberti, asesora del
cuerpo de abogados de la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos del
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación y coordinadora del
grupo de trabajo de violencia de género de la Federación Internacional de
Gineco Obstetricia ( FIGO ).
La actividad es gratuita y se entregarán certificados. Más información e
inscripciones on line a través de este enlace.
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*UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL*
Dirección de Comunicación Institucional
0342-4571110 Int. 186 / prensa(a)unl.edu.ar
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7 años, 1 mes
🔍 ► Trabajadores tamberos poseen un bajo nivel de vida
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Necesidades insatisfechas
Trabajadores tamberos poseen un bajo nivel de vida
*Un estudio de caso encarado por investigadores de la UNL y del INTA da
cuenta de las deficientes condiciones de vida que atraviesan los empleados
de los tambos de la cuenca lechera central.*
Las necesidades básicas de los trabajadores de los tambos de la cuenca
lechera central, como salud, educación, recreación, comunicación,
jubilación y protección laboral, entre otras, no están siendo satisfechas.
Es una situación que los coloca en un bajo nivel de condiciones de vida,
según una de las conclusiones a las que arribaron investigadores de la
Universidad Nacional del Litoral (UNL), estudio del que colaboraron
profesionales del Ministerio de la Producción y del Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria (INTA).
Esas necesidades insatisfechas pertenecen a los trabajadores que quedaron
luego de la gran expulsión de mano de obra que se produjo entre 1988 y
2008, un lapso relevado por tres censos agropecuarios, cuando cerraron 926
tambos sólo en el departamento las Colonias. “En suma, se perdió en esa
zona un 50% de los tambos en tan solo 20 años y con ellos se expulsaron del
sector a más de 900 familias tamberas”, explicó Patricia Sandoval, que
formó parte del grupo investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias
(FCA) de la UNL.
Se trata de empleados comúnmente denominados “tamberos”, que se dedican al
ordeñe de las vacas y a las actividades asociadas, utilizando generalmente
la mano de obra de su familia, razón por la cual, es indispensable que
residan en el mismo campo o al menos en un lugar cercano. “El tambero y su
familia son sujetos sociales de fundamental importancia en la producción
lechera, ya que constituyen la mano de obra y porque su presencia asegura y
construye tejido social en el sector rural. Sin embargo, han sido afectados
y desplazados por el proceso de agriculturización de los últimos 25 años”,
argumentó Sandoval.
*En Las Colonias*
Para saber cuál era la situación en los tambos, el grupo de investigación
realizó entrevistas en profundidad a tamberos de establecimientos asociados
a una cooperativa de larga data en el departamento Las Colonias, trabajo
por el cual obtuvieron información que permitió caracterizar el perfil
actual de ese actor social y su familia.
Sandoval comentó que el departamento las Colonias, perteneciente a la
cuenca lechera más importante de Latinoamérica, perdió más del 50% de sus
establecimientos lecheros en este período. Se dio un proceso de crecimiento
tecnológico del agro que en general no tuvo un recorrido paralelo con las
condiciones de vida de pequeños productores y familias tamberas: “Así, los
beneficios económicos de la agricultura no fueron los beneficios económicos
de los empleados y trabajadores rurales”, destacó.
En el lugar realizaron nueve entrevistas en profundidad a los sujetos
tamberos y tres a informantes calificados, de las cuales se extrajeron los
segmentos que permitieron construir los resultados. El análisis de la
información se realizó volcando los resultados de la desgrabación de
entrevistas, las categorías identificadas y los entrevistados, al tiempo
que se fueron encontrando nuevas categorías conceptuales a medida que se
avanzaba hasta llegar a la saturación de respuestas.
Luego del análisis concluyeron en que, por ejemplo, había una ausencia de
agremiación y débiles vínculos con instituciones de la región, que
caracterizan la vida del tambero. “La escasa acción colectiva se liga al
trabajo en comisiones religiosas y en escuelas de nivel primario”, destacó
Sandoval.
Por otro lado, sostuvo que el entorno no dispone de los servicios y
prestaciones esenciales para la vida social, menos aún de lo que se
disponía hace dos décadas en este sector rural y que los servicios actuales
del sector agropecuario no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas de
salud, seguridad laboral, comunicación, recreación, educación.
*Tambero asociado *
Según el mismo trabajo, una de las razones de los problemas es el cambio de
la situación legal del sector a partir de la aparición de la Ley del
Tambero Asociado, que devino en un cambio en la situación legal de los
trabajadores, con las consecuentes modificaciones de su anterior estilo de
vida.
“Las condiciones materiales del tambero son las de un obrero rural,
solapada por la categoría jurídica de 'tambero asociado' de carácter
autónomo. El duro trabajo manual polifuncional es la propiedad inherente a
este agente social, que si bien para el aspecto legal es individual, en la
realidad se trata de un sujeto social colectivo, la familia trabajadora
tambera. En términos específicos para la zona en estudio, se concluye que
este sujeto social se encuentra actualmente en estado de vulnerabilidad”,
opinó Sandoval.
Por último, afirmó que esa vulnerabilidad de las familias rurales se puede
solucionar en gran medida con la intervención del Estado en sus diferentes
niveles jerárquicos, en articulación con instituciones del sector privado
para mejorar las condiciones de vida del sector, lo que significa
proveerlos de buenos caminos, electricidad, señal de internet y de
telefonía celular, atención de la salud, recreación y la educación, entre
las principales cuestiones. “La gente del campo tiene las mismas
necesidades básicas que la gente de la ciudad”, finalizó.
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7 años, 2 meses