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Tendencias
Ciencia e indumentaria, dos disciplinas con mucho en común
*Desde hace un tiempo, los diseñadores de indumentaria incorporan
desarrollos tecnológicos para mejorar el confort y funcionalidad de las
prendas de vestir. Investigadores de la UNL explican cómo la ciencia ayuda
a generar nuevos tejidos textiles.*
En el último mundial de fútbol el atuendo de los deportistas levantó casi
tantos comentarios como el resultado de los partidos: shorts hechos con
poliéster reciclado de botellas de plástico, camisetas ultralivianas que
permitían regular la temperatura corporal, otras pegadas al cuerpo
realizadas con microfibras que daban pequeños masajes para amplificar la
potencia muscular y permitir una mayor recuperación del esfuerzo físico,
etc. Fue tal el despliegue de tecnología en la indumentaria deportiva que
quedó en evidencia cómo la investigación científica ayuda a desarrollar
nuevos productos en el mundo textil.
“En el campo del deporte, y muy especialmente en lo que se refiere a los
deportes de alta performance, está muy en boga el tejido respirable, un
tejido protector del agua, del viento, pero que respira, que permite que
los vapores generados por el cuerpo se liberen hacia el exterior”, explicó
Patricia Bares, ingeniera textil e investigadora del Instituto Nacional de
Tecnología Industrial (INTI) que el próximo mes vendrá a dictar clases en
el curso de Diseño de Indumentaria en la Facultad de Arquitectura, Diseño y
Urbanismo (FADU) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). “Este tejido
se logra haciendo un tratamiento especial, usando membranas muy pequeñas
que se juntan y le dan la propiedad de ser respirable”.
Según Bares, la ciencia no sólo ayuda a hacer tejidos más inteligentes sino
también más ecológicos. “El futuro está claramente marcado por los
materiales biosintéticos, que son amigables con el medio ambiente. Se está
trabajando para sustituir a las fibras sintéticas logrando un material que
tenga propiedades semejantes pero que no sea contaminante”.
*Hombres, mercado y futuro*
Antes de que las grandes marcas combatan por presentar los últimos
adelantos tecnológicos en materia textil, la indumentaria deportiva era un
espacio mínimo dentro del gran mundo de la moda. “Las prendas deportivas se
empiezan a diseñar entre la primera y la segunda Guerra Mundial. Estados
Unidos es el país que lanza las primeras prendas deportivas”, indica
Moriana Abraham, diseñadora de indumentaria y docente de la FADU y de la
Universidad Nacional de Córdoba. “Estas prendas tenían que ver con el
tenis, un deporte que se hacía con determinado vestuario y para una
determinada clase social, entonces se comienza a diseñar prendas exclusivas
para ellos”.
Muchos años después y con varios cambios sociales de por medio, las
preferencias de los consumidores se fueron modificando. Un gran quiebre se
produjo a mitad del siglo XX cuando aparece el hombre como nuevo consumidor
de moda, al romperse la cuestión cultural que asociaba el vestir masculino
únicamente con el traje.
“El hombre argentino fue difícil de adaptarse pero hoy hay muchísima
oferta. Antes los hombres usaban jeans, camisas, buzos y remeras, la ropa
era muy general. Ahora existen grupos y las marcas aprovechan eso. Están
desde los adolescentes que tienen pantalones ajustados a chicos que usan
los jeans extra-extra large identificados con la cultura *skate*. Los
adultos también hoy eligen no sólo lo clásico y tradicional sino que hay
propuestas más audaces”.
Abraham destacó que en el terreno de la indumentaria, además del diseño y
de la aceptación del mercado, lo que debe primar es la funcionalidad. “La
indumentaria tiene que ver con cuestiones elementales como la comodidad,
que sea lavable, etc.” En este punto es donde interviene el diseño de
nuevas fibras y el apoyo de la ciencia. Un ejemplo de la relación entre
ciencia y fibra textil se puede apreciar en la feria “Tecnópolis”. Allí hay
una exposición llamada “Futuro textiles”, donde entre otras cosas se puede
ver un traje de esquí de biocerámica, que ayuda a reequilibrar el cuerpo y
darle calor o una tabla de surf inflable pero igual de resistente que las
tablas comunes.
Más allá de la innovación, Patricia Bares destacó el aporte de la
investigación científica en la creación de tejidos ecológicos. “Hay una
tendencia a que desaparezcan las fibras sintéticas como el nylon y el
poliéster, realizadas con productos derivados del petróleo. Son materiales
que no son amigables con el medio ambiente en su proceso de fabricación y
en el desecho del producto. Además, a medida que vaya faltando petróleo,
estos materiales van a ser mas difíciles de obtener y de altísimo costo. El
futuro esta claramente marcado por las fibras biosintéticas que se degradan
sin dejar restos contaminantes y son amigables al medio ambiente”,
concluyó.
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