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Cuenca lechera santafesina
Estudian la presencia de parásitos en ganado vacuno
*Investigadoras de la UNL detectaron Cryptosporidium en cerca del 90 por
ciento de los tambos estudiados en el Departamento Las Colonias. Se
encontraban en las heces de los animales, que son vías de contagio para el
hombre cuando llegan a las fuentes de agua.*
Cryptosporidium es un parásito microscópico que puede provocar problemas de
salud en mamíferos. Una de las vías de contagio para el hombre son las
heces vacunas contaminadas que llegan a las fuentes de agua. Según un
estudio reciente de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), en la cuenca
lechera santafesina casi el 90 por ciento de los tambos poseía algún animal
enfermo.
En el trabajo realizado por Beatriz Lerman, Laura Modini, Mariel Zerbatto y
Ana Pizarro de la Sección Aguas del Departamento de Ciencias Biológicas de
la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL, se
analizaron 367 muestras de materia fecal de terneros de entre 1 y 60 días,
de nueve tambos ubicados en el Departamento Las Colonias, perteneciente a
la principal cuenca lechera de la provincia de Santa Fe. En esos lugares se
registraron las características higiénico sanitarias, condiciones de
explotación e información necesaria para determinar qué factores podrían
contribuir potencialmente a la infección por Cryptosporidium
“El trabajo muestra que Cryptosporidium se encuentra presente en heces de
terneros con pocas semanas de vida y podría ser un agente causal de
diarrea. Algunos factores potencialmente asociados al riesgo de infección
estarían relacionados con las prácticas de manejo de los animales en el
tambo. El conocimiento de esos factores permitirá desarrollar medidas para
reducir la contaminación ambiental y la infección humana y animal”, destacó
Lerman.
*Aguas*
El relevo se enmarca en el estudio de la calidad de aguas destinadas a
diversos usos y, en este sentido, a las investigadoras les interesa
trabajar especialmente en lo que se conoce como patógenos emergentes: “Hay
virus y parásitos que pueden ser resistentes a los factores ambientales y a
la desinfección habitual de una planta de tratamiento, básicamente a la
cloración. De este modo, el agua puede provocar brotes epidémicos, ya que
se puede distribuir masivamente hacia la población abastecida”, contó.
Según agregó, para prevenir que las aguas contaminadas lleguen al hombre es
que se aplican barreras múltiples: “Lo importante es que las fuentes de
agua estén lo menos contaminadas posible para partir de una buena materia
prima. Entonces nos abocamos al estudio de estrategias para mitigar la
contaminación de los recursos hídricos por Cryptosporidium. La gran
magnitud de algunas epidemias, la afectación preferente en la infancia y en
personas malnutridas e inmunodeficientes, así como la capacidad de este
protozoo de resistir a los factores ambientales y a la desinfección deben
alertar sobre su importancia como problema de salud en la comunidad”,
continuó.
Una de las formas en que Cryptosporidium llega al agua es por medio de la
materia fecal del ganado vacuno. La vía hídrica es una forma de transmisión
más importante que la que se da a través de alimentos o de persona a
persona. “El ooquiste, que es la forma resistente del Cryptosporidium
parvum, puede estar presente en las heces de ganado, que pueden ser
arrastradas por las lluvias hasta las fuentes de agua o filtrarse hacia las
napas. En este sentido, estudiamos cómo impedir que eso ocurra”, añadió
Lerman.
*Condiciones*
Según Lerman, para que el agua no se contamine con las heces infectadas de
parásitos hay que generar las condiciones higiénicas necesarias en los
tambos para que los animales se enfermen lo menos posible: “Nos
concentramos en ver cómo se puede disminuir las carga contaminante del
ganado vacuno, sobre todo en la zona de la cuenca lechera santafesina, que
es donde nos dirigimos para estudiar la prevalencia de la infección”,
detalló.
“Hicimos un estudio de la condiciones del tambo que pueden favorecer la
infección. Estudiamos 367 animales, de los cuales un promedio de 28,5 por
ciento estaban infectados”, manifestó Lerman.
Por otra parte, se registraron las condiciones higiénicas del suelo, el
hacinamiento, la separación de otros tipos de animales, todos factores que
pueden provocar que los terneros se enfermen: “Los factores asociados con
el riesgo de infección fueron: edad, diarrea, tipo de crianza, estado del
suelo y convivencia con otros animales”, apuntó Modini
*Soluciones*
El trabajo también incluyó posibles soluciones para “inactivar” los
ooquistes de Cryptosporidium: “Se propusieron procesos de compostaje y
digestión anaeróbica, que resultaron ser efectivos y proporcionan una buena
oportunidad para generar productos valiosos como compost y biogas. La
posibilidad de que a partir de un residuo tratado se recupere un recurso
para volver a tener un uso productivo y rentable logra beneficios
ambientales, económicos y sociales que permiten avanzar hacia un desarrollo
sostenible de la actividad pecuaria”, finalizó Modini.
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http://www.unl.edu.ar/medios/news/download/6778
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