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Ciudad universitaria
Desarrollan biomaterial para reemplazar el plástico en packaging
/Un proyecto presentado a la convocatoria del Capital
Semilla de la Universidad Nacional del Litoral propone reemplazar el
packaging plástico por un biomaterial obtenido a partir de desechos
agrícolas, sustentable y amigable con el medioambiente./
Un equipo de docentes investigadores del Laboratorio de Micología y
Diagnóstico Molecular de la Facultad de Bioquímica y Ciencias
Biológicas, de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el CONICET
lleva adelante el desarrollo de un biomaterial obtenido a partir de
desechos agrícolas aglomerado con micelio de hongos filamentosos, para
ser utilizado como material de packaging reemplazando a los plásticos
de un solo uso. El proyecto denominado “Desarrollo de biomateriales
fúngicos” obtuvo fondos para su concreción, correspondientes a la
Convocatoria 2022, del Capital Semilla de la UNL. El grupo que lo
lleva adelante está integrado por Matías Sebastián Cabeza , Paula
Sacripanti y Guillermo García.
UNA SOLUCIóN AMIGABLE CON EL MEDIOAMBIENTE
En el mundo se producen 14 millones de toneladas de poliestireno
expandido (EPS) al año, del cual, aproximadamente el 40 % de esa
cantidad está destinado al packaging, es decir que posee un uso
temporalmente acotado y luego es descartado. Si bien es posible su
reciclaje, debido a complicaciones técnicas, en el 90% de los casos no
se realiza, significando un grave problema ambiental ya que los
vientos y las corrientes de agua los dispersan por distintos
ecosistemas, tardando, en ocasiones, hasta mil años en llegar a
degradarse.
Existe una tendencia mundial a lograr un desarrollo sostenible, con
materiales livianos, energéticamente eficientes, reciclables,
sostenibles ecológicamente y elaborados a base de materias primas
renovables. Por este motivo, la comunidad científica y las industrias
se están centrando cada vez más en el desarrollo de materiales con
estas características.
Atendiendo a esta problemática, este equipo de investigadores, puso
sus conocimientos al servicio de desarrollar un material de
características similares al poliestireno expandido (EPS9, ligero,
resistente, flotante, aislante acústico y térmico, ignífugo, con
capacidad de absorber fácilmente los impactos físicos y las
vibraciones.
“Nuestro proyecto surgió como respuesta a la creciente problemática
global de los plásticos de un solo uso, especialmente en la industria
del packaging. Conscientes de que el 40% del EPS del mundo se utiliza
en el sector del packaging y que la mayoría de los residuos no son
reciclados, buscamos una alternativa ambientalmente sostenible. A
través de la interacción de hongos con residuos lignocelulósicos
disponibles en la región, desarrollamos un biomaterial que puede
utilizarse para crear estructuras funcionales con propiedades
variables”, explicó Matías Cabeza.
Este material es biodegradable y compostable, es decir que puede
degradarse biológicamente formando compost y produciendo en su
descomposición dióxido de carbono, agua, compuestos inorgánicos y
biomasa sin generar ningún residuo tóxico y que no se pueda distinguir
visualmente. Cabe aclarar que el composito que produce la
biodegradación, en caso de mantenerse seco puede persistir
indefinidamente, pero si se hidrata, puede descomponerse en cuestión
de semanas. “Esto permite que luego de ser utilizado y descartado
vuelva a la tierra como nutriente, mejorando el suelo y reduciendo el
impacto ambiental. De esta manera, se promueve el concepto de economía
circular en donde los residuos de unos se convierten en recursos para
otros”, expresó el investigador. El mercado del packaging sustentable
se encuentra en gran crecimiento. Las compañías buscan adoptar nuevas
estrategias para volver a sus empaques más eficientes y menos
contaminantes, existiendo en la actualidad, numerosas instituciones y
empresas investigando y desarrollando nuevos materiales para sustituir
los plásticos de un solo uso”, comentó Cabeza.
UNA SOLUCIóN AMIGABLE CON EL MEDIOAMBIENTE
En el mundo se producen 14 millones de toneladas de poliestireno
expandido (EPS) al año, del cual, aproximadamente el 40 % de esa
cantidad está destinado al packaging, es decir que posee un uso
temporalmente acotado y luego es descartado. Si bien es posible su
reciclaje, debido a complicaciones técnicas, en el 90% de los casos no
se realiza, significando un grave problema ambiental ya que los
vientos y las corrientes de agua los dispersan por distintos
ecosistemas, tardando, en ocasiones, hasta mil años en llegar a
degradarse.
Existe una tendencia mundial a lograr un desarrollo sostenible, con
materiales livianos, energéticamente eficientes, reciclables,
sostenibles ecológicamente y elaborados a base de materias primas
renovables. Por este motivo, la comunidad científica y las industrias
se están centrando cada vez más en el desarrollo de materiales con
estas características.
Atendiendo a esta problemática, este equipo de investigadores, puso
sus conocimientos al servicio de desarrollar un material de
características similares al EPS, ligero, resistente, flotante,
aislante acústico y térmico, ignífugo, con capacidad de absorber
fácilmente los impactos físicos y las vibraciones.
“Nuestro proyecto surgió como respuesta a la creciente problemática
global de los plásticos de un solo uso, especialmente en la industria
del packaging. Conscientes de que el 40% del poliestireno expandido
(EPS) del mundo se utiliza en el sector del packaging y que la mayoría
de los residuos no son reciclados, buscamos una alternativa
ambientalmente sostenible. A través de la interacción de hongos con
residuos lignocelulósicos disponibles en la región, desarrollamos un
biomaterial que puede utilizarse para crear estructuras funcionales
con propiedades variables”, explicó Matías Cabeza.
“Los residuos linocelulósicos pueden ser, por ejemplo, rastrojos de
trigo que quedan luego de la cosecha, cascarilla de arroz, también
restos de la industria forestal, como restos de madera y ese tipo de
cosas. Con esto le estamos dando una utilidad potencial, un reuso, y
además también contribuye a evitar generaría también gases de efecto
invernadero, porque esos materiales suelen quemarse”, agregó el
investigador.
Este material es biodegradable y compostable, es decir que puede
degradarse biológicamente formando compost y produciendo en su
descomposición dióxido de carbono, agua, compuestos inorgánicos y
biomasa sin generar ningún residuo tóxico y que no se pueda distinguir
visualmente. Cabe aclarar que el composito que produce la
biodegradación, en caso de mantenerse seco puede persistir
indefinidamente, pero si se hidrata, puede descomponerse en cuestión
de semanas. “Esto permite que luego de ser utilizado y descartado
vuelva a la tierra como nutriente, mejorando el suelo y reduciendo el
impacto ambiental. De esta manera, se promueve el concepto de economía
circular en donde los residuos de unos se convierten en recursos para
otros”, expresó el investigador. El mercado del packaging sustentable
se encuentra en gran crecimiento. Las compañías buscan adoptar nuevas
estrategias para volver a sus empaques más eficientes y menos
contaminantes, existiendo en la actualidad, numerosas instituciones y
empresas investigando y desarrollando nuevos materiales para sustituir
los plásticos de un solo uso”, comentó Cabeza.
VALORIZAR LA TECNOLOGíA O LLEVAR EL PROYECTO AL SEGUNDO NIVEL
El acceso al financiamiento que ofrece el fondo del Capital Semilla de
la UNL, abre la posibilidad a este grupo de investigación, para la
valorización de una tecnología que implica una solución sostenible y
de impacto para una seria problemática. “Después de dos años
trabajando a nivel básico en el laboratorio, hemos establecido las
bases del proceso productivo del biomaterial y obtenido los primeros
prototipos. En este momento, estamos en una etapa en la que podemos
considerar la posibilidad de llevar nuestro proyecto al siguiente
nivel”, se refirió el investigador.
“En este momento estamos haciendo ajustes a un biomaterial muy similar
a lo que sería el telgopor, por lo tanto, busca reemplazar sus
aplicaciones, con propiedades equivalentes. Es un material muy
liviano, también tiene características aislantes, térmicas y
acústicas. Es ignífugo, resiste bastante el agua. Y sus posibles
aplicaciones son variadas”, comentó Paula Sacripanti.
Al momento de presentarse en la convocatoria de la Universidad
dirigida a sus grupos de investigación, este equipo se planteó dos
grandes objetivos: “nos proponemos en primer lugar, poder mejorar
aspectos de nuestro proceso productivo. Sabemos que determinar las
condiciones óptimas de humedad y temperatura durante la incubación es
crítico para lograr un mejor y más rápido crecimiento del micelio
fúngico, lo cual repercute en los costes asociados al proceso. El
financiamiento del capital semilla, junto con recursos provenientes de
un proyecto CAI+D Orientado de UNL, se utilizarán para adquirir una
incubadora capaz de controlar y variar temporalmente los parámetros de
temperatura, humedad e iluminación”, explicó el investigador, y
agregó: “El segundo objetivo es formatear el biomaterial, en tanto
sirvan como contenedores de protección para distintos bienes como
botellas, perfumes, etc. Durante este proceso esperamos aumentar
nuestro know-how en cuanto los parámetros técnico-estructurales a
tener en cuenta en el diseño de esos embalajes”.
El desarrollo a futuro de este proyecto vislumbra un horizonte claro:
la comercialización de empaques personalizados a empresas, que busquen
incorporar un packaging sustentable para sus productos. Las piezas
finales de empaque pueden ser elaboradas en múltiples formas, por lo
que se puede ofrecer un diseño original y personalizado, que genere
la diferenciación de la empresa cliente, facilitando el
posicionamiento como compañía amigable con el medio ambiente. “Aunque
desconocemos la existencia de experiencias similares en la región que
empleen los mismos materiales y procesos, estamos al tanto de la
tendencia global hacia soluciones sostenibles en la industria del
packaging. Es probable que pronto surjan diversas alternativas, por lo
que es crucial brindar apoyo y acelerar el desarrollo de estas
propuestas en pos de un futuro más amigable con el medio ambiente”,
destacó Cabeza.
ACERCA DEL CAPITAL SEMILLA
La convocatoria Capital Semilla, del Programa de Valorización del
Conocimiento es una línea de trabajo del Cetri Litoral, de la
Secretaría de Vinculación Tecnológica e Innovación de la UNL. El
Programa tiene como principal misión aportar valor a las capacidades
de los grupos de investigación o a sus resultados de investigación,
susceptibles de aprovechamiento económico o social.
Descarga de fotografías
https://www.unl.edu.ar/noticias/news/download/89333
https://www.unl.edu.ar/noticias/news/download/89336
https://www.unl.edu.ar/noticias/news/download/89334
https://www.unl.edu.ar/noticias/news/download/89342
Descarga de material audiovisual con testimonios de:
*Matías Cabeza, docente - investigador UNL – CONICET.
*Paula Sacripanti, docente - investigadora UNL – CONICET.
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