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Salud
Microbios: intrusos en la ropa
*Al pasar por el probador de una tienda existe la posibilidad de que
estemos expuestos a todo un mundo microscópico que puede enfermarnos.
Emilce Méndez, microbióloga de la Universidad Nacional del Litoral (UNL),
explica cuáles son los riesgos y los recaudos a tener en cuenta.*
La ropa nueva es manipulada por muchas personas hasta que llega al
consumidor. Pasa por las manos contaminadas de quienes la elaboran, de
quienes la envasan, por quienes la disponen en las tiendas y finalmente
llega a quienes se la prueban. En todo ese recorrido, además puede caer al
suelo, donde es infectada por miles de bacterias, hongos o virus. Según
indicó Emilce Méndez, investigadora de la Facultad de Bioquímica y Ciencias
Biológicas (FBCB) de la UNL y exjefa del Laboratorio Central del hospital
“Dr. José María Cullen”, las prendas son potenciales portadoras de
microorganismos que pueden infectarnos.
“Existen estudios, por ejemplo, en los que se han detectado restos
menstruales en la ropa interior sin estrenar, con toda la carga de
microbios que esto implica. No hay seguridad de que al probarse una prenda
las personas lo hagan con la ropa puesta o respetando el precinto higiénico
que poseen. Incluso las personas sanas contienen en sus organismos
bacterias o virus que pueden impregnarse en la ropa”, detalló Méndez.
*Recaudos*
Según la especialista, en los probadores, muchas personas que poseen
lesiones en la piel, granos o forúnculos, pueden contaminar las prendas
con Staphylococcus aureus de la comunidad, bacteria resistente a los
antibióticos. “Ésta puede quedar en las prendas y contagiar a las personas
que se las prueban y que padecen alguna lesión imperceptible”, acotó.
Otro riesgo es el de los restos de materia fecal que pueden quedar en la
ropa. En este sentido, Méndez apuntó que se ha estudiado ropa de cama
contaminada: “Un gramo puede contener mil millones de bacterias. Luego de
seis meses sin lavar una frazada, por ejemplo, aún puede contener
microorganismos vivos. Esto nos alerta sobre la importancia de lavar la
ropa contaminada con secreciones. Esto adquiere importancia en prendas
hospitalarias en las que hay que emplear normas estrictas de control de
infección”, abundó.
“Aunque hiera nuestra coquetería femenina y porque a nadie se le ocurriría
lavar un vestido de fiesta antes de usarlo, desde la microbiología los
consejos son muy claros: para evitar infecciones hay que lavar la ropa
nueva antes de usarla. Además, hay que probarla con ropa debajo y evitar el
contacto directo”, dijo.
Méndez, que es doctora en Ciencias Biológicas y Bacteriología Clínica,
destacó que con lavar la ropa es suficiente. También es eficaz secarla al
sol y no dejar las prendas húmedas mucho tiempo.
*Microbiota*
La microbióloga contó que el problema se puede comprender mejor si se
conocen los detalles de la “microbiota humana”, conformada por millones de
microbios que viven en el cuerpo humano, algunos de los cuales son
residentes o autóctonos que nos ayudan a defendernos y colaboran con
algunas funciones fisiológicas. Por otro lado, existen los microbios
transeúntes, que están de paso y nos acompañan, aunque no son
indispensables para la supervivencia humana y pueden eliminarse con un
simple lavado.
“La microbiota humana está presente en la piel, en las manos, en las
mucosas de la boca, el colon, la vagina o la uretra masculina. La sangre,
el líquido cefalorraquídeo o el líquido sinovial son estériles, es decir,
no contienen bacterias”, contó Méndez.
Al mismo tiempo, afirmó que actualmente la ciencia estudia lo que se conoce
como “microbioma”, que son los genes presentes en las comunidades
microbianas residentes en nuestro organismo. “A partir de estos estudios,
se vio que la comunidad microscópica de cada ser humano está compuesta de
especies microbianas que se adaptan a distintos sitios de nuestro cuerpo.
Algunos están adaptados a la boca, otros a los intestinos o a la piel.
Poseemos 10 veces más microbios residentes que células humanas. Además, el
genoma microbiano excede cientos de veces al genoma humano”, detalló.
Otro aspecto interesante de esa microbiota humana, sostuvo Méndez, es que
el feto humano es estéril de microorganismos, ya que se encuentra en un
medio que también lo es: el líquido amniótico. El niño comienza a cubrirse
de microorganismos cuando atraviesa el canal del parto y comienza a mamar,
ya que el pecho de la madre porta bacterias “buenas”.
“Así comienza la historia de nuestra microbiota normal, que es beneficiosa,
nos ayuda en nuestro sistema inmunitario, nos previene de adquirir
patógenos y, por ende, de infectarnos. Cabe mencionar que se han encontrado
los que se denominan ‘patógenos oportunistas’ en individuos sanos, que no
le causan enfermedades, pero sí a personas con las defensas bajas”,
finalizó.
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