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Innovación
Residuos agrícolas para extraer un compuesto de múltiples usos
*Investigadores de la UNL proponen un método amigable con el ambiente para
producir furfural a partir de los desechos de cultivos santafesinos. Es muy
utilizado para la fabricación de solventes, alcoholes especiales y ácidos.*
Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL-Conicet)
desarrollaron un método amigable con el ambiente para obtener furfural, un
compuesto derivado de los residuos agrícolas y que es muy utilizado para
hacer solventes; alcohol furfurílico, con el que se producen resinas y
adhesivos; y ácido furoico, con el que se generan bactericidas,
preparaciones medicinales, aromatizantes y plásticos. Hasta ahora en
Argentina se obtiene como subproducto de la industria taninera, altamente
contaminante. El nuevo método se plantea como una manera de aprovechar los
residuos de la producción agrícola, que generalmente son quemados y que se
generan en gran cantidad en la región. Se estima que en América se producen
anualmente unos 300 millones de toneladas de desechos agrícolas, mientras
que en Argentina se generan unos 90 millones. El 80 por ciento de esos
residuos corresponden a cultivos de maíz y caña de azúcar.
Las plantas en general están compuestas por polímeros como la celulosa,
hemicelulosa y lignina, pero a partir del segundo es que se obtiene el
producto químico de interés. La cáscara de avena posee hasta un 36 por
ciento de hemicelulosa, mientras que las mazorcas de maíz contienen hasta
un 35 por ciento, dos cultivos de gran importancia en el litoral.
*Buen rendimiento*
Cristina Padro, del Instituto de Investigaciones en Catálisis y
Petroquímica (Incape-UNL-Conicet), indicó que la idea es partir de los
desechos agrícolas santafesinos para llegar a producir furfural. “Hasta
ahora conseguimos un rendimiento muy bueno, pero haciendo el proceso desde
la segunda fase, luego de que se hace un primer tratamiento del residuo”,
acotó.
Según manifestó, esos resultados fueron similares o mejores que los que se
consiguen por medio de ácido, el método convencional por el cual se llega a
un 75 por ciento de rendimiento en las tanineras.
En este sentido, la investigadora destacó que en las industrias del tanino
el furfural se produce utilizando ácidos concentrados líquidos, por eso la
idea del proyecto es reemplazar ese tipo de procesos por uno amigable con
el ambiente. “Actualmente, el furfural se produce por medio de ácido
sulfúrico, que es corrosivo y contamina mucho. Además, no se hace con
desechos sino que es un resultado del trabajo con taninos”, contó Padro.
*Proceso completo*
A la vez, afirmó que la idea de la investigación es llegar a desarrollar el
proceso completo de producción, es decir, desde que se extrae la xilosa,
que constituye entre un 25 y un 40 por ciento del peso de los residuos y
que es la que sirve para extraer furfural. “Es una etapa que nos falta
desarrollar, para lo cual utilizaremos un método de explosión con vapor de
agua. Se usa presión y se descomprime, lo cual genera que las fibras se
abran y liberen la xilosa, que es lo que nos interesa. Normalmente, ese
proceso se hace con ácido y a altas temperaturas”, detalló Padro, que
trabaja en el Grupo de Investigación en Ciencias e Ingeniería Catalítica
(Gicic).
También apuntó que cuando las fibras son sometidas al vapor se genera un
poco de ácido, que es propio de la planta, el cual es suficiente para
realizar la primera etapa del tratamiento.
Con el método que proponen se puede producir furfural mucho más rápido,
aunque se generan residuos, pero que no son tóxicos. “La forma de evitar
esos desechos es trabajar con otro solvente de manera de extraer el
furfural mientras se forma. Es un solvente orgánico que se puede reciclar”,
añadió.
“Es un proceso que se está estudiando desde hace cinco años. No sabemos si
se ha desarrollado un proceso industrial similar fuera del país. Todo
apunta a una industria nueva, que aproveche todo lo que se genera o que
utilice el alcohol furfurílico”, finalizó.
Se trata de un proceso amigable con el ambiente, competitivo económicamente
y que contrasta con otro que afronta grandes problemas de contaminación,
que requiere de reactores especiales debido a la corrosión del ácido y que
necesita del tratamiento de efluentes.
El trabajo conforma la tesis doctoral de Michael Nicolás Vanoy, cuya
directora es Padro y Carlos Apesteguia, los tres pertenecientes al Gicic,
un grupo de 25 personas, entre investigadores y becarios, dentro del Incape
(Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica), ubicado en el
Centro Científico Tecnológico (CCT) de Santa Fe.
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