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En terapia
La comunicación entre perros y humanos analizada por psicólogos
*Una doctora en psicología que investiga en el IciVet Litoral, instituto de
doble dependencia UNL-CONICET, analiza las capacidades de comunicación que
despliegan los perros en su relación con los humanos. Las diferencias de
los perros de refugio y los que viven con familias y su conducta. *
En un país como Argentina que tiene el record mundial de psicólogos per
cápita, no podía pasar mucho tiempo sin llevar a terapia al mejor amigo del
hombre, el perro. Pero aunque muchos confundan esta rama de la ciencia con
las teorías Freudianas y el psicoanálisis, la psicología aplicada al
comportamiento canino está muy alejada de la idea de recostar a los
pichichos en un diván.
“El grupo de investigación del comportamiento en cánidos (ICOC) en el que
trabajo pertenece a un rama de la psicología que tiene sus bases en la
biología evolutiva y la psicología experimental”, explica la Dra. Gabriela
Barrera, investigadora del Conicet que desarrolla sus actividades en el
Instituto de Ciencias Veterinarias del Litoral (IciVet), de doble
dependencia UNL-CONICET. “Específicamente, nuestras investigaciones se
centran en conocer las capacidades comunicativas que los perros domésticos
despliegan en su relación con las personas, y además estudiar cómo el
aprendizaje asociativo interviene en los mecanismos de la comunicación”,
agrega esta investigadora que junto a la Dra. Mariana Bentosela, es una de
las pioneras en este campo nuevo en Argentina.
*Comunicación canina*
Los cánidos son un grupo de mamíferos que se caracterizan por ser
digitígrados, es decir, que caminan apoyando solamente los dedos de sus
patas. A esta familia pertenecen los perros, zorros, coyotes y chacales
entre otros. La Dra. Barrera y su grupo trabajan con perros y usan a los
zorros pampa o de monte, como grupo de control ya que son animales no
socializados ni domesticados.
Como el resto de los animales, los cánidos tienen varias formas de
comunicarse. “En las últimas décadas se descubrió que los perros poseen
notables capacidades cognitivas que les permiten utilizar claves
comunicacionales con las personas. Una de las señales más relevantes es la
dirección de la mirada a la cara del humano en una situación de conflicto”.
Barrera contó que uno de los contextos que estudiaron fue poner la comida a
la vista del animal pero fuera de su alcance. Frente a esa situación los
perros dirigían la mirada hacia los humanos para darles a entender su
necesidad.
La psicóloga contó que los perros no sólo se comunican sino que también son
capaces de detectar y utilizar claves sociales comunicativas humanas, como
el señalamiento o la posición del cuerpo para tener éxito en una tarea, por
ejemplo para encontrar comida oculta. “Es decir, que emiten y a la vez se
valen de nuestras claves comunicativas”, destacó la investigadora.
*Perros de refugio y domesticados*
Como buena psicóloga, un dato clave que Barrera tuvo en cuenta en estas
investigaciones fue la situación en la que creció el perro. En un trabajo
sobre las miradas publicado en 2011, analizaron perros de refugio y los
contrastaron con perros que viven en familias. “En una fase que se denomina
extinción, que es cuando dejamos de reforzar una conducta, en este caso,
cuando dejábamos de darle comida ante la mirada del perro, encontramos que
los perros de refugio tenían menor mirada comparada con los perros de
familia. Esto se debe a que la historia previa de aprendizajes en las
interacciones con las personas durante la ontogenia modularía esta
respuesta comunicativa”.
Los perros de refugio también mostraban una respuesta ambivalente ante la
presencia de extraños, y aún cuando demostraban miedo, predominaba el
acercamiento al humano, porque eran perros que estaban en una situación de
privación social.
Estos y otros estudios demuestran que el vínculo de los cánidos con las
personas es muy importante y su carencia puede generar estrés o problemas
de conducta. “El vínculo con las personas es fundamental. Incluso se
encontró que ante la separación del dueño se generan ciertos comportamiento
de ansiedad y búsqueda de contacto como puede generar un bebé humano o de
chimpancé ante la separación de su figura de apego”.
El grupo ICOC todavía no trabaja en cómo afectan los perros al
comportamiento humano pero sí tienen una línea abierta que analiza la
interacción de las personas con el perro doméstico y tienen pensado crear
una línea para analizar el beneficio mutuo de la relación humanos-perros.
Al ser un área de vacancia, hay todavía mucho camino por recorrer y es
necesario sumar a más personas de otras disciplinas para que se extiendan
las líneas de trabajo. En la actualidad, en el IciVet trabajan dos
investigadores y alumnos que realizan sus prácticas profesionales. En
Buenos Aires hay otros dos investigadores más (lugar donde trabaja la
directora del grupo), y en Bahía Blanca otro investigador becario. “Es una
línea nueva del Conicet que se abrió hace siete años. El área no es muy
conocida en la Argentina y trabajamos a nivel interdisciplinario,
integrando la Psicología comparada con la ecología del comportamiento y la
etología, abordando el tema en conjunto”.
La condición básica para ser parte del grupo es el gusto por la
investigación y por los animales. Barrera tiene cinco perros y aunque hizo
un poco de experiencia clínica en psicología lo suyo es la investigación
con perros. “Cuando me recibí en Buenos Aires la Dra. Mariana Bentosela y
Alba Mustaca crearon la línea de cognición social en cánidos. Yo había
hecho algo de eso en mi carrera de grado y me fueron invitando para hace
registros de perros. Después comencé mi doctorado en la Universidad
Nacional de Córdoba y entré a trabajar con ellos. Hice un poco de clínica
pero lo mío esta más en la investigación y si es con animales mejor porque
me encantan”.
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