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Día mundial de la salud
Inocuidad de los alimentos, cuestión de vida o muerte
*Este 7 de abril, la OMS llamó a la concientización sobre la salubridad.
Desde la UNL explicaron cómo se relacionan los malos hábitos en la
producción de alimentos con la probabilidad de enfermar o morir.*
La Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que este 7 de abril,
Día Mundial de la Salud, esté dedicado a la inocuidad de los alimentos.
Según el organismo, los comestibles insalubres están relacionados con la
muerte de unos 2 millones de personas al año, siendo los niños y las
poblaciones de alto riesgo los más afectados, ya que los productos que
contienen bacterias patogénicas, virus, parásitos o sustancias químicas
nocivas pueden causar muchas enfermedades, que van desde la diarrea hasta
el cáncer.
“La gente debe interiorizarse sobre la contaminación de los alimentos para
reducir las posibilidades de exposición a enfermar, factor que agrava el
problema de la mortalidad por hambre, ya que las dos cosas están
relacionadas. Los niños que padecen desnutrición se encuentran bajos en sus
defensas y cualquier enfermedad puede ser severa o mortal”, según manifestó
Susana María Jiménez, del Instituto de Tecnología de Alimentos (ITA) de la
Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la Universidad Nacional del Litoral
(UNL).
En este sentido, la OMS publicó cinco claves para mantener la inocuidad de
los alimentos: mantener la limpieza, separar alimentos crudos y cocinados,
cocinar los alimentos completamente, mantener los alimentos a temperaturas
seguras y utilizar agua y materias primas inocuas.
*Mapa del hambre*
El último mapa del hambre en el mundo, publicado por la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), muestra que la
mayoría de los países con problemas de desnutrición se encuentra en África,
Asia y Oceanía, mientras que en América Latina las cifras son bajas. “En
nuestro país se dice que hay hambre cero, pero en realidad hay menos del 5
por ciento, según el mapa”, informó Jiménez.
En los países en desarrollo, uno de cada seis niños, casi 100 millones,
padecen de bajo peso, según el Programa Mundial de Alimentos. A la vez, uno
de cada cuatro tiene retardo en el crecimiento. “En los países en
desarrollo la proporción puede aumentar a uno de cada tres. A la vez, unos
66 millones de chicos van a la escuela primaria con hambre en los países en
vías de desarrollo, de los cuales 23 millones están en África”, enumeró
Jiménez, jefa del Área de Microbiología de Alimentos del ITA.
Asimismo, el Programa Mundial de Alimentos indica que en 2015 unos 842
millones de personas no tienen suficientes alimentos, una cifra que
disminuyó con respecto a 1990, unos 56 millones menos. “La mayoría vive en
países en vías de desarrollo, donde el 14 por ciento de la población padece
desnutrición. Además, del total de personas con hambre, el 60% son mujeres.
Otro dato provisto por dichos organismos es que la desnutrición contribuye
con la muerte de 2,6 millones de niños menores de 5 años. Todos estos datos
se ligan estrechamente con la inocuidad de los alimentos”, indicó la
investigadora.
Asimismo, Jiménez sostuvo que en nuestro país uno de los problemas más
importantes es Escherichia coli O157:H7, una bacteria relacionada con el
Síndrome Urémico Hemolítico. “Muchos niños en la Argentina enferman por
este agente causal que puede conducirlos a un problema renal crónico o a la
muerte. La causa principal es la falta de control en la cocción, en la
limpieza de las manos y de las superficies donde se manipula la carne que
se consume. En este ejemplo se puede ver la ligazón que hay entre salud e
inocuidad de los alimentos”, observó.
*Tsunami silencioso*
Según destacó Rolando González, exdirector del ITA, el problema del hambre
se puede resolver, ya que existen los medios. “Sin embargo, que los chicos
coman cuatro veces por día de manera de satisfacer sus requerimientos
nutricionales y además que reciban la educación imprescindible para que
puedan desarrollar sus capacidades en plenitud, es algo que debe asegurar
el Estado”, apuntó.
“El actual abandono de millones de niños y adolescentes es la deuda
imperdonable de la clase política. La marginación ha generado padres sin la
conciencia necesaria sobre lo que debe hacer con sus hijos, sobre sus
roles, y de recursos. Como consecuencia de la falta de educación
alimentaria, tampoco hacen una buena selección de los alimentos según su
poder de compra”, aseveró.
Por último, González afirmó que la desnutrición impide que la red neuronal
se desarrolle normalmente y sus efectos son irreversibles. “La ciencia
puede ayudar a que esos niños mejoren sus capacidades, pero nunca estarán
en su mayor potencial. La clave está en que se alimenten bien y reciban los
estímulos necesarios para el desarrollo. No hay tiempo que perder, ya que
en Argentina estamos en presencia de un tsunami silencioso”.
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