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1918 - 2018
Se estudian más de 500 planos para restaurar la Manzana Histórica UNL
/En la semana del centenario de la Reforma Universitaria de 1918, la
UNL encara la restauración del edificio que aloja los principales
órganos de gobierno universitarios y la Facultad de Ciencias Jurídicas
y Sociales./
La Manzana Histórica de la Universidad Nacional del
Litoral (UNL), declarada Monumento Histórico Nacional por Ley 27.416,
fue el primer edificio construido para una universidad pública
argentina luego del movimiento reformista de 1918. En la semana del
Centenario de la Reforma y de cara a los cien años de la Universidad,
que se cumplirá en 2019, avanzan las tareas de restauración y puesta
en valor de la construcción.
“El edificio es muy noble en sus características
constructivas pero el paso del tiempo en las techumbres, en las
fachadas, y en especial en el área del pórtico principal, donde se
concentra la mayor cantidad de ornatos, que son postizos, marcan su
deterioro”, explica Marcelo Saba, director de Obras y Servicios
Centralizados de la UNL.
Una primera etapa de trabajo involucró indagar en
archivos para buscar toda la documentación que permitiera conocer más
cabalmente el edificio. Los equipos de la Dirección de Obras y
Servicios Centralizados de la UNL, a través de la oficina de
Planificación edilicia a cargo de Ramiro Piva, recurrieron al Archivo
del Centro de Documentación e Investigación de la Arquitectura Pública
(CEDyAP), del Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas de la Nación
y ampliaron la información con la que ya contaban en los archivos de
la Universidad. Allí se recogieron más de 500 planos originales, hoy
digitalizados, elaborados por los profesionales que proyectaron la
construcción de la Manzana Histórica. Y esos planos revelan algunos
aspectos desconocidos hasta hoy de la edificación del Rectorado de la
UNL.
“Necesitamos saber cómo se construyó este edificio, hacer
una deconstrucción para poder llegar a un buen diagnóstico y encontrar
y definir las técnicas adecuadas y materiales precisos que se
utilizarán en el proceso de conservación y de restauración”, agregó
María Laura Elías, arquitecta especialista en Ciencia y Tecnología
del Patrimonio que aportó novedosas metodologías de trabajo a la
oficina de Planificación edilicia de la UNL.
Diagnóstico y plan de trabajo
Luego de contar con la documentación que permite un
conocimiento más acabado del edificio, se trabajó en una comisión con
aportes de investigadores de las facultades de Arquitectura, Diseño y
Urbanismo (FADU), de Humanidades y Ciencias (FHUC), de Ciencias
Jurídicas y Sociales (FCJS) y del Programa Historia y Memoria de la
UNL. Se elaboraron los fundamentos para la declaración de Monumento
Histórico Nacional. Todo este informe, se presentó ante el Consejo
Social, órgano consultivo de la Universidad, y se recogieron todos los
aportes. Luego se coordinaron las tareas a encarar con el Master Plan
de Infraestructura y Puesta en Valor de los Edificios Patrimoniales,
área recientemente creada en la Universidad, a cargo de Miguel Irigoyen.
En una segunda etapa de trabajo, se convocó a una
comisión asesora de la FADU que hará un seguimiento y asesoramiento de
las tareas in situ, integrada por las investigadoras Adriana Collado
y María Laura Tarchini. A la vez también se han convocado asesores
externos que realizan su aporte desde disciplinas diversas para no
dejar ningún detalle librado al azar en la planificación de la
restauración, ya que para abordar un proyecto de esta complejidad la
multidisciplina es el camino indicado.
La documentación digitalizada revela detalles que
permitieron a los profesionales de la UNL realizar un relevamiento
métrico y recopilar información técnica y relativa a las tecnologías
constructivas de la época. Esta tarea se complementó con un
seguimiento de fotos históricas que permiten reconstruir cómo fue la
edificación del Rectorado de la UNL.
Tarea para la ciencia
A fines de 2017, se armaron los andamios frente a la
fachada, se realizaron cateos y ensayos in situ, además se hizo un
relevamiento fotográfico y visual, y se utilizaron instrumentales como
detectores de metales y de humedad para identificar patologías y
obtener muestras de materiales. Se buscaron y determinaron patologías
físicas, mecánicas, químicas y biológicas, donde la más problemática
y la más importante detectada se relaciona con la oxidación de los
hierros estructurales dentro de los ornatos, por la tecnología
constructiva que son del pre moldeado.
Las muestras de material recolectadas fueron enviadas al
Laboratorio de Entrenamiento Multidisciplinario para la Investigación
Tecnológica (LEMIT) dependiente de la Comisión de Investigaciones
Científicas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la
provincia de Buenos Aires, para determinar la composición del
material, caracterización físico química, estado de conservación y
patologías actuantes en la misma, y se harán pruebas sobre la
composición de materiales. Esta institución tiene una amplia
experiencia en estudios científicos del patrimonio artístico,
arqueológico y arquitectónico.
“Es un trabajo específico en el que intervienen químicos,
biólogos, ingenieros en materiales para aseguramos la más alta calidad
en los resultados, y así definir los criterios de intervención y
proyectar las adecuadas técnicas de restauración de la Manzana
Histórica de la fachada principal del Rectorado”, indica Elías.
Para ello, además del relevamiento de muestras de las
diferentes patologías, se trabajó con fotogrametrías. Se trata de una
tecnología que permite reconstruir en 2D y en 3D una superficie o
espacio a partir de fotos tomadas desde distintos ángulos por un drone.
En el subsuelo
Los arquitectos descubrieron detalles de la construcción
edilicia que no eran conocidos. “Por ejemplo: el armado completo del
edificio está sobre elevado, el proyectista pensó en la jerarquía que
le daría a la construcción, y el retiro de la fachada también tiene
que ver con romper la monotonía del bulevar. A la vez nos permitió
conocer una bondad técnica que no habíamos descubierto: la manzana
está conectada por un sistema de bovedillas que une todos los
subsuelos”, asegura Marcelo Saba.
En estos espacios, que van de los 55 cm a los 1,10 metros
en los semi sótanos de la Manzana Histórica se colocarán las
instalaciones de servicios y refrigeración, informáticos y de
comunicación que se conectarán por ductos existentes con los equipos
situados en terrazas técnicas. Así se podrá liberar al edificio de los
equipos que alteran la armonía de su construcción.
“Lo novedoso en el proceso que estamos haciendo, y aunque
no podemos decir que no se haya hecho antes, pero sí remarcar que es
una experiencia que es llevada adelante por un equipo
transdisciplinario y utilizando recursos tecnológicos y científicos,
que persigue alcanzar los máximos niveles posibles dentro de los
estándares internacionales sobre preservación del patrimonio”, opina
Elías.
La restauración completa del edificio declarado
Patrimonio Histórico Nacional es un proceso que se inició hace cuatro
años con el reacomodamiento de espacios, se está trabajando en la
preservación de la fachada y los trabajos continuarán más de un año
para completar la puesta en valor de la Manzana Histórica camino al
Centenario de la UNL.
Descargar foto:
https://www.unl.edu.ar/noticias/news/download/33299
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