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Innovación
El ultrasonido, una buena alternativa para descontaminar efluentes
*Investigadores de la UNL crearon un equipo que utiliza las bajas
frecuencias para sanear aguas. Con el método pueden tratar hasta 100 litros
por hora.*
Por medio de un equipo de ultrasonido, investigadores de la Universidad
Nacional del Litoral (UNL) logran descontaminar unos 100 litros de agua
por hora. Aprovechan las bajas frecuencias para provocar la implosión de
burbujas y la generación de altas temperaturas y presiones que degradan a
los contaminantes. Se trata de una alternativa para el tratamiento de
efluentes.
Según explicó Luis Kieffer, docente de la Facultad de Ingeniería y Ciencias
Hídricas (FICH) y profesional del Intec (UNL – CONICET), se trata de un
método muy promisorio que posee ventajas con respecto a sistemas como la
radiación ultravioleta, con la que no se pueden tratar aguas turbias o
coloreadas, o al tratamiento con cloro, que puede generar productos
secundarios nocivos. En un primer momento, realizaron ensayos con un equipo
facilitado por el Instituto Nacional del Limnología (Inali), pero
actualmente cuentan con tecnología propia para poder tratar grandes
cantidades de agua contaminada. “Hemos construido un equipo de sistema
continuo con el que pensamos tratar aguas de alguna empresa. Está terminado
y tiene una capacidad para tratar un caudal promedio de 100 litros por
hora”, detalló.
El sistema descontamina aguas que contienen compuestos orgánicos como los
fenoles (con los cuales obtuvieron promisorios resultados), aunque también
realizaron ensayos con moléculas más complejas e importantes desde el punto
de vista ambiental. “Con un equipo batch (utilizando una frecuencia de 20
kHz y una potencia de 9 W) trabajamos con aguas del Parque del Sur, con
unas toxinas llamadas microcistinas, que son liberadas por algas del lugar.
Obtuvimos muy buenos resultados, sobre todo en la velocidad de degradación:
en menos de una hora desaparecía más del 90 por ciento del contaminante”,
aseveró.
Además trataron el agua para descontaminarla de las mismas algas e incluso
de bacterias. “En pocos minutos conseguimos la inactivación de más del 90
por ciento de Escherichia coli. En cuanto a las algas, trabajando con una
comunidad natural, los organismos pertenecientes a las Clases
Chrysophyceae, Euglenophyceae y Chlorophyceae fueron eliminados a los 5
minutos de exposición, y Raphidiopsis mediterranea dentro de los primeros
10 minutos, en tanto que, luego de 60 minutos, la reducción fue del 98%
para Microcystis aeruginosa y del 99% para Dolichospermum spiroides. El
espectro sobre el que realizamos ensayos es muy amplio”, sostuvo Kieffer,
cuyo grupo (compuesto por Patricia de la Sierra, María Claret, Estefanía
Leiz y Pedro Gómez Cello) trabaja conjuntamente con Melina Devercelli
(Inali).
*Cómo funciona*
Kieffer, que pertenece al Grupo de Química Ambiental de la FICH, agregó que
la idea es descontaminar las descargas, de los efluentes o las aguas de
proceso de una empresa, por ejemplo, para que cumplan con los valores
exigidos en cuanto a materia orgánica o microorganismos, entre otros,
aunque no para potabilizarlas. “En general, las descargas no pueden ir
crudas a los cursos de agua. Por eso planteamos un tratamiento alternativo
ante otros sistemas que existen”, consideró.
El investigador contó que el ultrasonido es una señal de baja frecuencia
que genera pequeñas burbujas en el medio líquido, que luego implosionan.
“En esa implosión liberan gran cantidad de energía y levantan altísimas
temperaturas imposibles de alcanzar en un reactor químico, llegando a miles
de grados Kelvin (K). No se ha medido exactamente pero se calcula que son
temperaturas superiores a 5000 K, además de altísimas presiones (1000
atmósferas), que afectan directamente al compuesto o a la especie a
eliminar. También los afectan por medio de la rotura de las moléculas de
agua que generan radicales libres”, afirmó.
Kieffer recordó que el grupo comenzó trabajando con frecuencias de 20 kHz,
pero con el equipo nuevo utilizan tanto frecuencias de 20 kHz como de 40
kHz, con una potencia de 120 watts. “Es un equipo con mayor poder que los
que tenían aquellos con los cuales efectuamos los ensayos batch, lo que
acorta el tiempo de los tratamientos”, aseveró.
Por último, resaltó que se trata de equipos que no suponen ningún riesgo
para los operarios, salvo el ruido molesto que provoca el ultrasonido, lo
que se subsana aislando los aparatos y usando auriculares para proteger los
oídos.
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