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Conservación
Estudian la variabilidad genética de la fauna santafesina
*Las primeras conclusiones de investigadores santafesinos indican que
existe alta variabilidad genética acompañando el aumento en tamaño de las
poblaciones del yacaré overo y la rana chaqueña, dos especies que habitan
la provincia de Santa Fe.*
Mediante estudios de ADN, investigadores de la Universidad Nacional del
Litoral (UNL) y del CONICET comprobaron una recuperación en la variabilidad
genética y un aumento poblacional de Caiman latirostris o yacaré overo.
Además, generaron los primeros datos acerca de estructura y variabilidad
genética de poblaciones de Leptodactylus chaquensis o rana chaqueña a lo
largo de su área de distribución, la cual incluye la provincia de Santa Fe.
Se trata de un trabajo realizado por Patricia Amavet, Eva Rueda y Javier A.
López, quienes pertenecen a la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC) de
la UNL y al CONICET, en el que estudiaron el Caiman latirostris y
Leptodactylus chaquensis, que forman parte de la fauna de los humedales
santafesinos. “Estudiamos la variabilidad genética de estas dos especies
que son muy importantes en nuestros humedales, porque no solo forman parte
crucial de los ecosistemas sino que también están incluidos en el circuito
económico de nuestra región”, indicó Amavet, que estudia la genética del
yacaré overo desde hace 20 años en el Laboratorio de Genética del
Departamento de Ciencias Naturales de FHUC.
Los investigadores trabajan en una disciplina denominada Genética de la
Conservación, que incluye estudios de genética molecular que se realizan en
pocos lugares del país y que sirve para favorecer el conocimiento de las
especies con el fin de aportar datos a los organismos que conciben y
aplican estrategias de manejo y uso sustentable.
La importancia de la variabilidad genética reside en que favorece la
estabilidad de las poblaciones. “Lo interesante es que detectamos
variabilidad en aumento a través del tiempo en las poblaciones de yacaré
overo, además del incremento de la cantidad de individuos”, resaltó la
especialista.
En el caso de las investigaciones sobre la rana chaqueña, las indagaciones
recién comienzan, aunque resultados preliminares indican que la situación
es similar: “Los estudios sobre las ranas muestran que hay alta
variabilidad sin una estructura poblacional bien definida, y que los
individuos de diferentes orígenes geográficos tienen similitudes genéticas,
por lo que esta dinámica en el flujo de información genética podría indicar
que la especie está en expansión”, abundó.
*Variabilidad genética*
Amavet acotó que la variabilidad genética comprende la existencia de
diferentes alternativas de genes, o de información genética, en los
individuos de la población, un factor que les permite evolucionar y
responder mejor a los cambios. “Si hay individuos muy parecidos, o
emparentados en una población no hay posibilidad de adaptación, de cambios,
ni de evolución. Es básico tener un diagnóstico de la variabilidad, sobre
todo en estas especies que están incluidas en actividades de manejo por
parte del hombre, ya que el yacaré es explotado por su carne y cuero,
mientras que la rana chaqueña es una de las especies tradicionalmente
cazada en el litoral fluvial argentino para su consumo o uso como carnada
viva. Debemos saber qué resultados tienen esas actividades en las
poblaciones silvestres”, continuó.
Un ejemplo de plan de manejo es el que se realiza en el Proyecto Yacaré, un
programa de cría en que una parte de los ejemplares se destina a la
comercialización y otra es liberada a la naturaleza. En este sentido, los
estudios de genética de conservación permiten conocer el estado del
“reservorio genético” de la población, un indicador de salud en términos
ecológicos.
La integración de conocimientos genéticos aplicados a planes de manejo
puede proyectarse también para otras especies que estudian, como es el caso
de la rana chaqueña.
“La cuantificación de la variabilidad se realiza por medio de marcadores
moleculares. Para ello localizamos a los individuos, extraemos su ADN a
partir de sangre u otros tejidos y luego realizamos análisis con el fin de
estudiar parte de su genoma: tenemos en cuenta algunos
segmentos de ese ADN y los comparamos con los de otros individuos para
saber si son similares o no. Mediante este tipo de técnicas podemos saber,
por ejemplo, si los pichones de un nido de yacaré son del mismo padre. Si
no lo son, es decir, si hay más de un padre involucrado, esto favorece el
aumento de variabilidad y es una buena señal para la especie”, expresó.
Los trabajos sirven para poder adaptar las estrategias de uso y
conservación cuando existen factores ambientales adversos o cuando la mano
del hombre pone en peligro las poblaciones. Para la investigación los
santafesinos realizaron colectas en los lugares donde habitan las especies:
las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, aunque
también recurrieron a colecciones de instituciones de otros países, por
ejemplo, de Uruguay y Paraguay, que permitieron acceder a muestras de
tejidos de diferentes orígenes dentro de su distribución geográfica.
*Imágenes ilustrativas*
http://www.unl.edu.ar/noticias/news/download/23815
http://www.unl.edu.ar/noticias/news/download/23814
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