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Control biológico
El mosquito no es parte importante de la dieta de los sapos
*Numerosos trabajos científicos sobre la alimentación de los batracios
demuestran que estos anfibios no son la solución para evitar la
proliferación del mosquito Aedes aegypti.*
En la actualidad ante el inminente brote de dengue y zika, los sapos y
ranas han cobrado un inusitado protagonismo en nuestra sociedad, hoy se los
postula como superhéroes capaces de engullirse a todos los mosquitos
portadores de las enfermedades peligrosas. Pero lejos de tales fantasías
los anfibios tiene una dieta más variada de lo que comúnmente se cree y los
insectos como el mosquito *Aedes aegypti*, representan un ítem muy raro en
su dieta.
En la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la Universidad
Nacional del Litoral (UNL), un equipo de expertos en Herpetología, rama de
la zoología que estudia a los reptiles y anfibios, se dedicó durante años
al análisis de la dieta de los anuros –palabra derivada del griego que
significa sin cola– y que designa al grupo de anfibios, conocidos
vulgarmente como ranas y sapos.
Estudios realizados desde el año 1991 por Rafael C. Lajmanovich,
actualmente profesor titular de lac átedra de Ecotoxicología de la Escuela
Superior de Sanidad “Dr. Ramón Carillo” (ESS) perteneciente a la FBCB,
demostraron que en la dieta de las diferentes especies de sapos: *Rhinella
schneideri* (sapo buey o cururú), *Rhinella fernandezae* (o sapito cavador)
y *Rhinella arenarum* (sapo común), los mosquitos tienen una mínima o nula
representación. “En general lo que más comen son *coleópteros* (escarabajos)
y otras familias de insectos de especies terrestres. Dentro de la
contribución de cada categoría de alimentos encontramos mayores cantidades
de *himenópteros* (hormigas, abejorros, abejas y avispas) y *ninfas de
odonatos* (libélulas en estado inmaduro). Las presas de mayor tamaño están
representadas por arañas", explicó Lajmanovich.
Asimismo, en otro de sus trabajos, en este caso sobre los hábitos
alimenticios de los sapos en el Paraná medio y publicado en 1994 por la
revista francesa D' Hydrobiologie Tropicale, Lajmanovich demostró, luego de
analizar 20 estómagos, que la dieta de los sapos regionales estaba
conformada en su mayoría por escarabajos, hormigas, semillas y como presas
importantes *diplópodos* conocidos como milpiés.
*El sapo como controlador biológico*
Otra contribución significativa realizada por el equipo de investigadores
de la FBCB, integrado por Andrés M. Attademo, Walter Cejas, Paola M.
Peltzer y Rafael C. Lajmanovich y publicado por la Revista de la Asociación
Herpetológica Española de Valencia, concluye que luego de estudiar 62
individuos adultos del sapo común en un campo de soja de la ciudad de
Córdoba, se verificó que estos anfibios consumen animales que perjudican
las plantaciones. Esta misma línea de investigación en 2005 se difundió en
Agriculture Ecosystem and Environment, donde obtuvo una mención
internacional por ser el primer trabajo en el mundo que demostraba el rol
de los anfibios como controladores biológicos en los cultivos de soja.
Andrés Attademo explica: “Se examinaron los contenidos gastrointestinales
de un total de 1963 presas dentro de las cuales identificamos 1.439
especies consideradas perjudiciales para las plantas de soja. En el mes de
diciembre la presa consumida con mayor frecuencia fue la *Acromyrmex spp*,
conocida vulgarmente como la " hormiga cortadora de hojas ", mientras que
en los meses de enero, febrero, marzo y abril fue el *Armadillium
vulgare* (conocido
popularmente como bicho bolita o cochinilla). Los resultados que obtuvimos
nos permiten afirmar que los sapos podrían ser considerados como
importantes agentes en el control biológico de especies perjudiciales en
los cultivos de oleaginosas” concluyó.
*El problema de las fumigaciones*
En su tesina de grado para obtener el título de Licenciada en Saneamiento
Ambiental de la ESS, Mariana Isabel Maglianese presentó una investigación
dirigida por Celina Junges y Rafael Lajmanovich - integrantes del
laboratorio de Ecotoxicología de la FBCB- en la cual demostró los efectos
que producen los *biocidas* utilizados en el control de mosquitos, sobre
larvas de anfibios anuros del litoral fluvial argentino.
En su trabajo Maglianese especifica que los plaguicidas producen efectos
letales y subletales, como por ejemplo la alteración en la actividad
natatoria de los renacuajos. El desafío actual es encontrar la manera de
prevenir la plaga de mosquitos Aedes aegypti, sin afectar la vida de los
sapos de nuestra fauna silvestre, que tanto beneficio aportan al ecosistema
como controladores biológicos naturales.
La realidad demuestra que la solución al brote de Dengue y Zika no es
comprarse un sapo por internet, porque no sólo se comete un delito contra
la fauna autóctona sino porque es ilusorio pensar que estos anfibios
exterminarán todos los mosquitos. Somos lo seres humanos los que tenemos en
nuestras manos el freno a la propagación de estas enfermedades, cumpliendo
con los requerimientos harto conocidos de no almacenar agua, mantener
limpios nuestros hogares y utilizar repelentes.
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